A DANCE IN THE RING// CHANGLIX

46

EL FAVORITO.

Me remuevo incómodo en mi lugar, sintiendo la asesina mirada de Hoon frente a mi. Aprieta con fuerza su cubierto y es aterrador notar que se trata de un cuchillo.
Todos ríen ante los chistes del abuelo Seo, pero él y yo estamos teniendo una guerra de miradas en donde voy perdiendo.

—¡Una niña!. —Exclama Yuna con alegría, hay lágrimas en sus ojos. —¡Que emoción!.

Hoon permanece en silencio con su rostro inexpresivo mientras su hermana mayor se limita a sacudirlo con emoción.

—¡¿Oíste eso, Hoo!?!, ¡seremos tíos de una niña!.

—¡Tú lo serás!—golpea la mesa. —¡yo no!.

Retengo mi respiración, la mesa ha quedado en completo silencio mientras vemos al niño caminar alejándose de nosotros. Está claro que el pequeño aún no me ha aceptado y eso también incluye a nuestra bebé.

No sé qué debería hacer...

—¡Hoon, ven aquí y disculpate ahora mismo!. —Exclama su hermana.

—¡No!.

—¡Hoon!. —Su padre también grita. —¡Ellos son parte de la familia ahora!.

—¡Ellos no son mi familia!.

Changbin se ha puesto de pie, sus orejas están tan rojas que me desconcierta, sus ojos transmiten rabia, esta furioso.

—Binnie. —me aferro a su muñeca, respira pesadamente mientras gira su mirada a mi. —Esta bien.

—No lo está, tiene diez años. No es un bebé Felix, él debe entender que ahora tú eres un Seo más y...

—Es solo un niño.—me pongo de pie. —Iré a hablar con él.

Todos se ponen de pie de forma rápida, como si estuvieran asustados de mi futura acción. Me asusto, por supuesto que lo hago.

—No es un monstruo, es un niño que siente celos, es normal que... —suelto un suspiro. —Estaré bien.

—Iré contigo.

—No creo que eso sea buena idea.

—Me quedaré en la puerta entonces.

Changbin me saca ventaja y camina delante mía mientras subimos las escaleras hacia el cuarto del menor.
Tal y como dijo, Binnie se sienta a un lado de la puerta y me indica que pase.

—Cualquier ruido extraño que escuche voy a entrar.

Que maldito exagerado.

Me apoyo sobre el marco de la puerta, viendo las ventanas abiertas y al niño recostado en su cama boca abajo. Hay de todo en este cuarto, tanto peluches como lindas decoraciones, algo que hubiera soñado tener de niño.

Yo solo tenía una habitación con cama y muebles.

Mis padres nunca creyeron necesario que tuviera juguetes.

—¿Hoon?.—Murmuro, siento todo mi cuerpo temblar.—¿Crees que.. -?

—¡No quiero verte!.—Exclama el menor.

—¡Hoon!. —El grito de Changbin me toma por sorpresa.

—¡Changbin no grites!.

El niño se incorpora sobre la cama, sentándose y mostrando sus lindos ojos castaños bañados en lágrimas.

—¡No voy a quererte nunca!. —Grita. —¡tú no eres de mi familia!, ¡nunca lo serás!.

—Tienes razón.