Eternal Eternity [Cregan Stark]

Capítulo 7

Yunet se levantó antes del amanecer para alistar las cosas de la princesa Lucenys cuando fue intercedida por guardias del palacio. 

—¿A dónde me llevan? — exige Yunet mientras era llevada hacia las mazmorras — Soy la Septa de la princesa Lucenys. No tienen ningún derecho a encerrarme.

Yunet fue puesta en el calabozo con los demás criados. A su lado estaba la criada principal de la reina Alicent.

—¿Qué ha sucedido? — preguntó Yunet en voz baja.

—El rey ha muerto— susurró, como si fuese un secreto.

Yunet miró hacia la puerta, la dulce Lucenys estaba sola.

—¡Déjenme salir! ¡Tengo que ir con la princesa Lucenys! — gritó Yunet aferrada a los barrotes —¡La princesa está sola! ¡Necesito ir con la princesa Lucenys!

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Aemond estaba leyendo cerca del fuego cuando le fue informado por boca de su madre la muerte del rey.

—¿Y Lucenys? — preguntó Aemond —¿Sabe de la noticia?

—No. Al igual que la princesa Rhaenys está encerrada en sus recámaras ajenas a esta situación— contestó Madre— Necesito que vayas a buscar a Aegon con Ser Criston.

Aemond miró hacia la puerta.

—¿Quién le dirá la noticia a Lucenys?

—Tu, esta noche. Luego de que encuentres a Aegon — respondió — Eres su prometido, es tu deber consolarla en estos momentos. Coronaremos a Aegon mañana y la boda se adelantará a la próxima semana, con Lucenys siendo tu esposa, Rhaenyra deberá aceptar la rendición.

Aemond miró hacia la ventana, ya era de mañana y probablemente Lucenys ya debería estar despierta

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Lucenys despertó exaltada.

Podía ver que ya era de mañana. Con cuidado miró hacia la ventana, su corazón empezó a latir cuando vio a muchos nobles ir hacia un lugar en específico.

Ella corrió hacia la puerta y desesperadamente empezaron a golpear la puerta.

—¡¿Qué sucede?! — gritó Lucenys golpeando la puerta con la palma de su mano. —¡¿Por qué me tienen encerrada?! ¡SEPTA YUNET! —dio un golpe hacia la puerta —¡Abuela Rhaenys! ¡Abuela Rhaenys!

Nadie respondía, empezaba a sentir el pecho latiendo con más fuerza, giró su cuerpo hacia su habitación, de pronto empezó a sentir cómo las paredes se cerraban a su alrededor, asfixiándose.

—¡Ayuda! ¡Ayuda! — empezó a sollozar mientras golpeaba con ambas manos la puerta — ¡Por favor ayuda!

Derrotada, cayó al suelo con su rostro lleno de lágrimas. 

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Aemond tacleó a Aegon. Su hermano se revolvía como un animal herido diciendo que no quería el trono y que lo soltaran.

—Déjame ir y encontraré un barco en cual huir— Aegon colocó sus manos sobre el rostro de Aemond — Podrás ser rey y podrás convertir a tu preciosa Lucenys en reina. Así, Rhaenyra no te la quitará jamás.

Aegon río desesperado, pero aquella oferta sonaba tentadora. Si Rhaenyra se convierte en reina sin dudar rompería su compromiso con Lucenys, pero si él se convertía en rey...