Capítulo 28.

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Luego de cuatro días de la ejecución del Maestre Janus, Winterfell no contaba con Maestre.

Sara rápidamente escribió a la casa Dustin para que enviaran al joven Maestre que estaba entrenando con el viejo Maestre, hasta que acabara la guerra.

—¿Cómo sabemos que este no es traicionero? — preguntó Yunet mientras tejía una Estrella de Siete Puntas

—Porqué es el sexto nieto de Lord Dustin — explicó Sara — Es leal a los Stark. Y nos acostamos un par de veces antes de que se convirtiera en Maestre.

Lucenys abrió la boca impactada por la revelación de Sara. Su cuñada empezó a reír ante la cara de ella y la Septa

—Leigh es alguien confiable — dijo Sara.

Le extendió los ropajes para Rickon, al medio día organizaron la representación de Rickon ante los Dioses Antiguos y las demás de las casas nobles del Norte.

A parte de presentar a Rickon, venían a jurar la lealtad de sus casas ante el heredero de Cregan.

Las criadas la vistieron y le cepillaron el cabello, con cuidado y con ayuda de aceites le moldearon las ondas de su cabello. Lucenys usó el color de la casa Velaryon y se colocó el collar que Cregan le había dado años atrás.

Yunet le ayudó a vestir a Rickon.

Para ser un bebé de una semana de vida era regordete y con lindas mejillas que le recordaban a Joffrey cuando era un bebé. Lo vistieron con el gris y blanco Stark.

La manta en la estaba envuelta estaba con varios lobos grises bordados en todo el manto blanco. Un trabajo que le llevó a Lucenys todo el embarazo.

—El Septón Marius ya está desayunando, mi lady — dijo Betsy mientras le colocaba la diadema de aguamarinas para sujetar el velo.

—Gracias Betsy — sonrió Lucenys levantándose de su tocador para sostener a Rickon en brazos — ¿Y nuestras invitadas ya están en el salón?

—Así es, Lady Stark — Betsy respondió sonriendo a Rickon — Lady Mormont las está entreteniendo.

Lucenys asintió con la cabeza y sostuvo en mejor posición a Rickon. Con Yunet a su lado llegaron al Gran Salón donde todas las damas reían con las rimas sonoras de Lady Mormont. Sobre todo hacía chistes de los sureños y lo estirados que eran.

Cuando notaron su presencia, las damas se levantaron y se reverenciaron ante Lucenys.

Lucenys, con su hijo en brazos sonrió mientras caminaban hacia el trono del guardián del norte. Era un asiento de piedra gris donde los reposa brazos tenían lobos tallados con las fauces abiertas. Antes el trono de los reyes del invierno hasta que Thorren Stark se arrodilló ante Aegon y cedió su corona.

Con ayuda de Alys se sentó en el trono de su esposo.

—Mis señoras — dijo Lucenys sonriendo — Estoy muy agradecida, que en estos tiempos no tan alegres hayan tenido la entidad y gentileza de venir a la presentación de mi hijo ante los dioses antiguos

—Estamos honradas— dijo Lady Umber — Que este pequeño lobo es una luz en tiempos oscuros.

—Gracias — Lucenys bajó la vista hacia su bebé, con los ojos cerrados sonrió levemente — Por favor, continúen desayunando.

Las damas regresaron a su comida y Lucenys entregó a Rickon a Alys que le sonrió. Una criada le extendió una taza de té y su desayuno.

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La presentación de Rickon fue al mediodía en el bosque de los dioses. Todas las damas invitadas tenían velas, el día estaba nublado.

Sara miró a Lucenys y ella asintió con la cabeza. La damas con más edad presentaba al nuevo bebé.

Tarea designada a Lady Glover.

—¿Quién viene hoy? — preguntó la dama, su cabello una vez negro estaba salpicado con muchas canas.

—La princesa Lucenys. De la casa Targaryen y Velaryon por nacimiento — dijo Lucenys, pequeñas copas de nieve se adhirieron a su velo y capa — y Stark de Matrimonio.

—¿A quién presenta?

—Rickon. De la casa Stark — Lucenys avanzó hasta el Arciano — Hijo legítimo del norte. Heredero de Winterfell.

—Coloque al niño a los pies del Arciano.

Lucenys con cuidado recostó a Rickon en una cesto de mimbre con mantas a los pies del Árbol Corazón.

Sara cerró los ojos e intuyó que las damas hicieron lo mismo.

—Dioses del Norte — escuchó la voz de Lady Glover en la oscuridad — Te pedimos que colmes de su manto protector a Rickon Stark. Por su sangre corre miles de años de hombres del norte. Sangre de reyes del invierno y sangre del dragón. Protegerlo de los malos deseos, guía en un futuro su espada para proteger al Norte de los futuros inviernos.

Se escuchó el aullido de un lobo y un jadeo colectivo. Sara abrió los ojos y se encontró con una sorpresa.

Una loba gris, un Huargo estaba cerca de Rickon, y a su lado dejó un cachorro de Huargo cerca del cesto de mimbre. La loba volvió a aullar y olfateó a Rickon.

Lucenys temblorosa se arrodilló ante la loba, extendiendo su mano hacia el animal. La loba le olfateó los dedos antes de sacar su lengua y lamerle la punta. El cachorro, negro, parecía que tenia unos días de nacido se acurrucó contra el cesto.

La loba aulló y se fue del bosque de los dioses dejando a su cachorro con Rickon.

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Lucenys vio al cachorro, como pudo se subió al cesto de Rickon y se acurrucó junto a su bebé.

—Esto es una señal de los dioses — dijo Lady Glover — Se han manifestado. Como los días de los reyes del invierno, que venían acompañados de sus fieles Huargo.

—¿Será seguro tenerlo a lado de mi bebé?—preguntó Lucenys tomando a Rickon en brazos. El cachorro empezó a sollozar.

—Usted compartió la cuna con una cría de dragón— contestó Lady Glover — Los Stark y los Huargo son inseparables.

Lucenys recordó que Arrax siempre había estado ligado a ella, había ocasiones que Arrax chillaban cuando se separaban.

—¿Es como cuidar un perro?

—Yo me encargo — dijo Sara.

Luego de la presentación de Rickon se regresaron al salón donde las damas trajeron telas, lanas, pieles para Rickon.

Ya al anochecer, fueron un pequeño grupo al Septo. La luz de luna se filtraba por los vidríales. El Septón preparó el Libro de Siete Puntas y los aceites.

En la intimidad de la noche, Lucenys presentó a su hijo ante los Siete. 

N/a: Rickon no podrá tener un dragón, pero tendrá un Huargo

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N/a: Rickon no podrá tener un dragón, pero tendrá un Huargo.

Eternal Eternity   [Cregan Stark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora