Capítulo 36

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Champiñón había estado mucho tiempo en la corte, entretenido a nobles y mozos de cuadra por igual, trato de hacer lo mismo en tiempo de guerra para que las personas tuvieran a algo a que aferrarse, una pizca de felicidad.

Así que se alegró cuando vio cómo la comitiva de la princesa Lucenys arribó a Red Keep, siendo recibida por los Muchachos, Lord Stark y muchos nobles más.

Se fue de este lugar siendo una princesa destrozada, ultrajada y con ropa de criada, ahora regresaba vestida de negro, llevando una tiara de diamantes y siendo llamada reina.

Cuando bajó del carruaje, todos, incluyendo a Champiñón se inclinaron ante la Reina de las cenizas, como la llamaron luego de sobrevivir al Ojo de los Dioses.

La reina Lucenys se mantenía firme con un bastón de tallado en madera negra, sosteniéndola de su tobillo derecho que cojeaba, detrás de ella salía una mujer pelirroja, una cuarentona con pieles norteñas llevando a un bebé. Un lobo del tamaño de un caballo joven, de pelaje blanco y ojos grises.

Champiñón intuyó por las ropas grises del bebé que se trataba del hijo de la reina y Lord Stark.

Luego, un criado trajo una silla de ruedas y el mundo jadeó cuando vieron como dos criadas sacaban a Daemon Targaryen del carruaje, sus piernas estaban con cabestrillos. A pesar de tener cuarenta y nueve años, pareció envejecer dos décadas en pocas semanas.

Con el cabello corto y el rostro demacrado.

Los criadas lo colocaron en la silla de ruedas y Ortigas, la hija bastarda de Daemon de treinta y dos años salió del carruaje para colocarle una manta en el regazo de Daemon.

La chica no tenía nada de Targaryen además de ciertos rasgos compartidos con el príncipe. Fueron los Verdes quienes susurraron que la bastarda era amante de Daemon para enloquecer a Rhaenyra Targaryen.

Aunque la verdad la bastarda fue engendrada en el valle cuando el príncipe era un joven de diecisiete años para luego ser llevada a Dragonstone donde el príncipe la mantuvo en secreto y proveyendo de algo de dinero bajo las narices del reino.

Sin muchas más palabras todos regresaron a la fortaleza, donde se encerraron en la sala del consejo.

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Lucenys se sentó en la silla del rey, en la cabecera de la mesa.

—Bueno señores — dijo Lucenys enderezándose en la silla — ¿Cuál es la situación?

—Lord Stark ha encerrado a casi cincuenta personas en las mazmorras bajo el cargo de regicidio, incluyendo a Lord Corlys Velaryon — respondió Benjicot Blackwood.

Lucenys miró a su esposo.

—Un crimen es un crimen — contestó Cregan — ¿Si mataron a un rey que impedirían matar a la nueva reina y su familia? Deben ser interrogados y ejecutados.

—¿Qué hay de Hightower, Lannister y Baratheon? — preguntó Daemon sentado a su lado de Lucenys. Mirando a todos como una fiera a sus presas. Ortigas detrás de él, aunque el verdadero nombre de la primera hija del príncipe era Daena.

—La viuda de Casterly Rock y Storm 's End van formando la paz, mi reina — dijo Kermit Tully — Los Lannister devolverán el oro y Storm's End a la princesa Jaehaera.

—¿Hightower? — Lucenys miró a los presentes.

—Doblaron las rodillas y devolverán lo que queda del tesoro real — dijo Cregan — Lady Jeyne Arryn estará en dos días junto a la princesa Rhaena.

Eternal Eternity   [Cregan Stark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora