Capítulo 25

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Aemond miró a Alys arrodillada al fuego, su dedo ardió por el filo de la daga que la bruja usó para quitarle sangre. 

Ya no usaba la apariencia de Lucenys, sino su verdadera imagen. Cabello negro y lacio, con ojos verdes venenosos.

Alys recitó un cántico en una lengua extraña mientras dejaba caer las gotas de sangre al fuego. Las llamas danzaban en la chimenea.

—Interesante — dijo Alys con su vista al fuego.

—¿Qué has visto?

—Que debo marchar pronto al norte si quiere a su princesa aquí.

—¿Tan pronto?

—En dos lunas un pequeño lobo vendrá al mundo. — Alys tocó levemente el fuego — Algo prematuro, pero su aullido se escuchará en los corredores de los antiguos reyes de invierno.

Alys echo un poco mas de sangre.

—El lobo dejará el lugar unos días antes de la nacimiento para marchar contra usted mi señor — dijo Alys — Pero los clanes salvajes de la montañas retrasaran su llegada a la tierra de los ríos.

—¿Y Lucenys? ¿Sobrevive al parto?

La sombra de los múltiples partos fallidos de Aemma Arryn flotaron como un fantasma encadenado en Red Keep. Además ese había sido el motivo por el cual padre no los casó apenas Lucenys floreció como doncella.

La mención de las tragedias en el lecho del parto fue la carta que jugó Rhaenyra para mantenerlos separados algunos años.

—Ella vivirá, mi príncipe — contestó Alys — Se aferrará a ese bebé, tanto que si algo le llegase a pasar su cordura se perdería para siempre — Alys lo miró con una sonrisa — Su oportunidad perfecta para conseguir a su amada princesa y mantenerla prisionera en los muros de Harrenhal.

—¿Conseguiste quedar embarazada? — preguntó Aemond, era una parte vital para el plan. Alys asintió con la cabeza mientras colocaba sus manos sobre su vientre. —¿Cuándo marcharas al Norte?

—Faltan dos lunas para que la princesa entre el lecho del parto, mi príncipe — contestó Alys regresando su vista al fuego — Es un plan de cuatro meses. Al menos dos meses deberá servir a la princesa para que el bebé esté saludable con mi leche. Al menos en el siguiente mes ya debería estar en Winter town para que la gente conozca a la mujer de la tierra de los ríos que perdió a su bebé pero aún le quedó leche. Lo suficiente para que las noticias lleguen a las damas que cuidan a Lucenys Velaryon y me busquen para alimentarlo.

—Tenemos peligros en Winterfell sin Stark — dijo Aemond — El mayor es la hermana con las visiones y la Septa Yunet. Deberás ganarte la confianza de Yunet, si la tienes a ella, tienes a Lucenys confiando en ti.

—Váyase despidiendo de su espía en Winterfell — le advirtió Alys — El Maestre pronto tendrá su cabeza en una pica decorando las almenas del castillo.

—¿Janus?

—Será la propia loba que lo encontrara culpable luego del parto y ella misma alzara una espada para decapitarlo — finalizó Alys. —Aunque parece que ya se acobardado, ya que hace una luna que no recibe cuervos. Pobre, cambio de capa tan pronto la capital cayó

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Lucenys vio su vientre abultado, seis lunas y su vientre se notaba aun mas. Con cuidado se ató el cordón del escote.

Frustrada miró sus pechos, se supone que deberían estar un poco más grandes, pero Hadriana le dijo que es probable que tenga que conseguir a una nodriza para el bebé. Pero aún faltaba tiempo y tal vez sus pechos al fin se llenarían de leche para ella misma poder alimentar a su bebé.

Eternal Eternity   [Cregan Stark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora