Lucenys se arrodilló ante la estatua de la Madre encendiendo una vela, orando por su familia en Dragonstone.
Cuando terminó se alisó la falda mientras los hijos de Lord Manderly también se levantaban de la estatua del Guerrero. Lord Stark permaneció sentado viendo la estatua de la Anciana.
—¿Winterfell cuenta con un Septo? — preguntó Lucenys a Lord Stark.
Los cuatros caminaron por la plaza donde había la estatua de un Tritón con su tridente. Lucenys se encontraba en una agradable capa con forro de piel de conejo en su interior, vistiendo un vestido de un encantador azul con encaje de Tirosh.
—Lamentablemente, el Norte es más seguidor de los Antiguos Dioses, princesa — contestó Lord Stark — Puerto Blanco es el único lugar del Norte donde se practican ambas Fe.
Lucenys soltó un "Ohhhh" mientras asentía con la cabeza.
Ella no podía dejar de ver a Lord Stark, a simple vista parecía más alto que su tío Aegon, siendo él un año mayor que Lord Stark.
Alto, con el cabello castaño oscuro y ojos penetrantes color gris, Lucenys quedó encantada.
—Estamos cerca de la calle del pan, princesa — dijo él sacándola de sus ensoñaciones, él le ofreció su brazo y Lucenys muy tímida entrelazó su delgado brazo con el de él. — Y conozco donde hacen buenas tartas.
—Confío en su buen criterio— sonrió Lucenys a Lord Stark.
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Alicent se tocó su collar de la Estrella de Siete Puntas mientras veía a Aemond organizar su baúl.
Estaba angustiada de verlo partir a Dragonstone.
Le insistió a Viserys que no era recomendable que su hijo vaya por dos semanas con Rhaenyra. Pero él insistió que era necesario que pasará unos días en compañía de Lucenys.
Lucenys Velaryon.
Alicent cuando la vio supo de los pecados de Rhaenyra con Harwin Strong.
Bebé Strong.
Con el paso del tiempo vio como la niña de Rhaenyra se aferraba a Aemond. Hasta que le quitó el ojo.
—" Era una niña asustada salvando a su hermano" — dijo una voz interior. Alicent nunca se pudo quejar de Lucenys.
A diferencia de Rhaenyra que de muy joven se escapa de las Septas para recorrer la fortaleza roja, Lucenys escuchaba con fervor a Septa Yunet cuando le leía el libro de las Siete Puntas o la acompañaba a rezar al Gran Septo.
Callada y obediente como un pequeño pajarito encerrado en su jaulita.
Cuando las cosas se calmaron, pensó que la idea de casar a Aemond con Lucenys era perfecta.
La niña era una devota creyente de los dioses y nunca causaba problemas.
Esperaría a que la niña tuviera su primer sangrado y pediría su presencia en la Corte. Ante los dioses ya sería una mujer para ser casada y encamada.
Arrancaría a Lucenys de los brazos de Rhaenyra y la criaría como suya.
Amaba a Helaena, pero no entendía las divagaciones de su hija y sus murmullos con frases sin sentido.
Tomaría a Lucenys Velaryon y la moldearía como su perfecta hija, alejándose del bando de Rhaenyra cuando llegase el momento de disputar la corona de Aegon.
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Lucenys sollozó cuando el Maestre de Nueva Fortaleza le vendaba el pie izquierdo. Kepa le sostenía la mano mientras ella seguía llorando.
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Eternal Eternity [Cregan Stark]
FanfictionLa princesa Lucenys Velaryon estaba destinada a ser la esposa del príncipe Aemond Targaryen por órdenes de su abuelo. Pero la princesa le tenía miedo a su prometido, y sabía que su vida estaría plaga de miseria si se llevaba a cabo este matrimonio...