Eternal Eternity [Cregan Stark]

Capítulo 38

El cuerpo de Alicent Hightower fue llevado a Antigua tan pronto se supo que había tratado de matar a la reina y a su bebé.

El Maestre Gerardys revisó a Lucenys, era raro llamarla reina cuando la niña estaba detrás de él desde era una niña que aún le tenía miedo a los días de tormenta.

—Necesita tomar esto, majestad — le indicó Gerardys a la reina mientras le extendía un té de hierbas y granos, desde el ataque de Alicent Hightower no había podido dormir en paz, y desde ese evento pasaron cuatro días.

Ella asintió con la cabeza mientras soplaba un poco el humo que botaba la taza. Lord Stark acunaba al pequeño príncipe en los brazos mientras el lobo huargo se lamía las patas a los pies de la cama.

—Han llegado informes de Alyn Velaryon mi reina — dijo Gerardys — Le ha llegado un cuervo que informan que han encontrado algo para la familia real.

—¿Han dicho que es? — preguntó la reina sentada en su cama. Lord Stark se ha sentado a su lado con el pequeño príncipe dormido en sus brazos

—No mi reina. Pero Lord Alyn ha viajado a Volantis para ver lo que ha llegado.

—¿Cuánto tiempo demora para que traigan aquello que informaron? — preguntó Lord Stark.

—Cinco a seis meses aproximadamente, mi Lord

—Espero que no sean malas noticias — dijo la reina cerrando los ojos — No quiero más malas noticias.

Gerardys asintió con la cabeza y se fue del lugar.

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Cregan cenó con la familia de su esposa.

Lucenys dirigió una oración antes de cenar. Cregan se mantuvo en silencio mientras Rhaena y Baela mantenían sus ojos cerrados y Daemon se quedó mirando su copa de vino.

Luego de las oraciones las criadas trajeron la comida.

Daemon, por su salud, se le tenía permitido una copa de vino diaria.

Lady Daena conversó de algo divertido con las gemelas, Lucenys permaneció en silencio. El príncipe Aegon comía en silencio y la princesa Jaehaera bebía de su jugo , ambos príncipes eran muy pequeños que tuvieron que colocar cojines grandes para que alcanzaran la mesa.

Lord Corlys cenó en su habitación temprano y ahora dormía. El hombre de setenta y seis años casi siempre permanecía en sus aposentos descansando.

Ya han pasado dos meses del fin de la guerra y una semana del intento de Alicent Hightower en hacerle daño.

Tempestad, golpeó la rodilla de Cregan con su hocico, y él encarnado con el Huargo le extendió una pata de pavo a la bestia de su hijo.

El Huargo rara vez se despegaba de su hijo, siendo la hora de la comida el único momento que se separaba de Rickon.

—¿El cachorro querrá un pedazo de patata?— preguntó la princesa Jaehaera señalando a Tempestad.

—No lo sé, cariño — dijo Lucenys.

La pequeña princesa Jaehaera cogió de unas patata con mantequilla con una de sus manos y la extendió hacia Tempestad.

—Toma cachorrito— el Huargo se levantó y con cuidado comió la patata de la manos de la princesa, su lengua lamió los dedos de Jaehaera quien rió.

Lucenys rió, desde que la princesa llegó de Dragonstone, adoptó el papel de madre para la princesa. Lucenys había perdido a su madre y la princesa a la suya, era natural que su esposa tomara bajo su manto a la pobre princesa de los Verdes.