Capítulo 2

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Terminé el largo turno de la mañana en el hospital y salí con un único objetivo en mente: recoger a Mike en casa de mi madre, quien lo había recogido después de la guardería. A pesar del cansancio acumulado, el pensamiento de verlo me llenaba de energía.

Llegué a la casa de mi madre, toqué la puerta y, tras su invitación, entré.

—¡Hola, mami! —la saludé con dos besos en las mejillas, antes de preguntar—. ¿Dónde está mi hijo? —mi voz se elevó un poco al buscarlo con la mirada.

—¡Aaa Mamá! —Mike vino corriendo desde la sala al escucharme.

—¡Mi amooor! —exclamé, corriendo hacia él. Lo alcé en brazos, abrazándolo con fuerza. Estar sin él por horas era una tortura para mí—. ¿Cómo se ha portado, madre? —le pregunté sin dejar de achucharlo contra mí.

—Hoy se ha portado bastante bien, no ha estado tan guerrero como otros días —rió, mirándonos con ternura.

—De vez en cuando es tranquilo, pero a veces le sale la vena loca.

—Como tú —respondió mi madre entre risas, mientras yo hacía lo mismo.

—Ay, mamá —dije, acariciando el cabello de Mike—. ¿Cómo te fue en el cole, amor?

—Bien, mami. ¡Pofe estrellita! —me enseñó su manita con una estrella dorada pegada.

—¡Wow! Eso significa que te portaste súper bien —choqué los cinco con él.

—¡Zi! —respondió con una sonrisa.

Mi madre, siempre pendiente de mí, me sirvió algo de comer. Sabía que en el hospital rara vez lograba comer bien. Me senté a la mesa mientras Mike se entretenía con sus juguetes.

—¿Este año viajarán a Italia? —me preguntó mi madre, sentándose a mi lado para hacerme compañía.

—Sí, madre —respondí, levantando la vista para mirarla—. Quiero pasar la Navidad con la familia de Mikey, aunque luego volveremos para Año Nuevo.

—Entiendo, hija. ¿A Natt no le importa?

—No —negué con una sonrisa—. Él mismo me dio la idea. También piensa que Mike debe conocer a sus tíos y verlos de vez en cuando.

—Natt es un chico bastante bueno, hija —me tomó de la mano con cariño—. Me alegra que estés con él.

—A mí también, madre —respondí con una sonrisa.

Natt siempre había sido muy comprensivo y respetuoso respecto a Mikey. Nunca le había molestado que lo mencionara o que hablara de temas relacionados con él.

Terminé de comer y recogí la mesa junto a mi madre, llevamos los platos a la cocina y limpié lo que había ensuciado. Luego fui a por Mike, ya que quería llegar a casa para ducharnos y preparar todo para el viaje. Tenía pensado irnos unos días antes.

—Venga, Mike, dile adiós a la abuelita y dale las gracias por cuidarte —le dije mientras lo tomaba en brazos.

—¡Adiooo Tata! —agita su manita con entusiasmo para despedirse—. Grachias por cuidarme —aplaudió feliz.

Mike tenía la costumbre de aplaudir cuando algo le gustaba o cuando estaba contento, y también cuando lograba hacer algo bien.

—Adiós, mi niño —mi madre se acercó y besó su frente—. Mañana nos vemos y jugamos más —le dijo, siguiéndole el juego al aplaudir también.

—¡Ziiii! —Mike intensificó sus aplausos, encantado.

—Bueno, ya nos vamos. Gracias por todo, mamá. La comida estaba increíble —me despedí con dos besos.

Adicto Deseo [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora