Capítulo 3

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Habían pasado unos días después de aquella nota que apareció en mi cocina, o mejor dicho, que alguien puso ahí. A veces pienso que estoy paranoica respecto a ello, siento que veo cosas o escucho. Todo este tema me estaba volviendo loca.

— ¿Antonella ya has terminado? — Catalina se acercó con una carpeta en mano.

— Si ya terminé, por ahora tengo que entregar lo hecho hoy y ver si me han asignado algo más — sonreí camino al departamento de enfermería.

Hoy había entrado mucho más temprano de lo normal al trabajo, tenía un turno bastante largo del cual iba acabar agotada.

— Aunque espero no tener nada, tengo tantas ganas de llegar a casa y dormir — me estiré.

— ¿Y Mike, hoy no irás a por él a la escuela?

— Nop, hoy sale un poco más tarde ya que lo hemos dejado en el comedor, además, hoy va ha ir su padre que yo estoy muy cansada — me reí mirándola.

— Pues bien que te lo mereces, llevas unos días bastante intensos — posó su mano en mi hombro dándole una pequeña caricia como apoyo.

— Dios te oiga hermana mía — le regalé una cálida sonrisa antes de despedirme de ella y entrar al departamento.

Dejé la carpeta donde iba y miré si tenía que hacer algo más.

— Allons-y ! — Doy un salto feliz al ver que no tenía nada más que realizar.

— ¿Ya te vas? — preguntó una compañera la cual reía al ver mi gozo.

— Siii, por fin.

— Pues que tengas un buen día Anto.

— Muchas gracias — tomé mi bolso de mi taquilla más mi chaqueta — Au revoir à tous ! — me despedí. Salí del departamento escribiéndole un mensaje de texto a Natt de que ya salía del trabajo.

Me subí en el auto rumbo a casa.

Una vez llegué no me lo pensé dos veces y fui directamente a la cama, estaba agotada.

Después de una larga y tendida siesta me levanté frotando mis ojos suavemente, todo se encontraba en silencio.

¿Todavía no volvía Natt con Mike?

Cogí mi celular viendo un mensaje reflejado en la bandeja de notificaciones de Natt. Él decía:

Amor fui a casa de mi madre con el niño por un rato, espero que no te moleste. Te amo.

Tan tranquila respondí que estaba bien, que no pasaba nada.

Aproveché mi soledad para darme una ducha, pensaba ir a ver a mis padres un rato, me habían dicho que mi tía había venido de Francia y que me había traído algo para Mike.

Una ves duchada me puse unos jeans culotte de color beis, con un top blanco y acompañado de una chaqueta vaquera marrón de estilo top. Me hice un moño alto y terminé de alistar mi cartera.

Salí de la casa yéndome directo a la de mi madre.

Una vez llegué a la casa abrí la puerta por la invitación de mi mamá.

Al entrar vi a mi Padre junto a mi Tía sentadas en el sofá hablando.

— ¡Hola familia! — dije animadamente para llamar la atención.

Se giraron al escuchar mi voz.

— ¡Antonella! — mi tía se levantó del sofá corriendo a mis brazos.

— Tíaaaa — correspondí ese abrazo.

Para mi mi tía era una de las personas más importantes para mi después de mis padres, ella siempre fue tan generosa y buena persona conmigo.

Adicto Deseo [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora