Capítulo 10

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— Alonso me llamó, él está vivo, vivo.

— Antonella, tienes que estar equivocada, él explotó junto a todo el edificio — Mikey se aproxima hacia mí con la intención de tomar mis manos.

— Mira Mikey, sé lo que he escuchado, ¿vale? No estoy equívoca y menos loca — alterada, lo miré, solo me faltaba que creyeran que estaba loca — Tú acaso moriste en esa explosión, ¿no verdad? Pues él tampoco, él también escapó.

— La verdad es que también era probable, nunca entramos su cuerpo, solo algunos incinerados de los cuales eran guardias — entra en la conversación Nelson intentando suavizarla.

— Esto no me puede estar pasando — llevé mis manos a la cabeza sobresaltada — Mike está en peligro, me tengo que ir de aquí ya — me acerco para cogerlo.

— No, tú no te vas — retrocede con él en brazos — Es mejor que te quedes aquí, bajo mi seguridad.

— No, Mikey, no me pienso quedar, este país no es mi lugar, esta casa no es mi lugar. Mi lugar es estar jun...

— ¡Deja de decir que tu deber es estar con tu marido, tu deber ahora es proteger a nuestro hijo, y que mejor conmigo, a mi lado! — me interrumpe frunciendo el ceño.

— ¡No te sabes ni proteger tu mismo y ahora quieres protegernos a ambos! — en un paso firme lo encaré.

— Mira Antonella, no creo discutir contigo — su tono cobró uno sereno, al igual que su rostro — Si no te quieres quedar, vale, no te quedes — en sus ojos se veían la tranquilidad que el mismo desprendía — Pero yo iré contigo.

— ¿Qué? — negué repetidas veces, este hombre sin duda alguna estaba mal — Como que vendrás conmigo, no...

— Antonella, por dios quiero protegerte, es que no lo entiendes, a ti y a nuestro hijo. Voy a ir, quieras o no y esto no está en discusión — tomaba el mismo carácter rudo y decidido que antes.

— Nelson, dile algo por favor — lo miré con algo de esperanza. Me miraba con un gesto de que él no podía hacer nada, el que daba las órdenes era Mikey, como no — Esto no puede ser, tiene que haber otra solución — di vueltas sobre el mismo lugar pensando en algo, aunque sea en lo más mínimo.

— Antonella — Camila decidí hablar después haber pasado la información — Yo creo que es mejor que aceptes la ayuda que Mikey te proporciona, tal vez sea algo complicado, pero ya conoces a Alonso, ya lo conocemos, es capaz de lo peor y más ahora que tendrá más rabia.

Suspiro dándome por vencido, por más que pataleara, me negara y me escapara, Mikey acabaría haciendo lo que quiera, siempre lo hace.

— Está bien — resoplé cruzándome de brazos para mirarlo — Pero una sola advertencia, no te vengas aparecer en mi casa, y mucho delante de Natt — lo amenacé con la mirada.

— Tienes miedo que vea a tu amante — sonríe de lado con una arrogancia que sobreabunda a pesar de lo sucedido.

— Qué amante, ni que niño muerto, hablo en serio, si él se tiene que enterar de que estás vivo y de todo lo que está ocurriendo es por mí, no por ti.

— Está bien, como gustes — deja a Mike en el suelo para luego mirar a Nelson, el cual observaba en pleno silencio — Ven, tenemos que hablar — ambos semblantes se pusieron serios — Antonella necesito tu celular para ver si podemos rastrear la llamada.

— Está bien — dude en dárselo por si llegaba a llamar Natt, pero esto era primordial. Se lo entrego mirándolo.

Subieron dejándonos solas a Camila y a mí, nos miramos aún anonadadas por dicha noticia, se podía ver y notar su preocupación.

Adicto Deseo [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora