Capítulo 21

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Me desperté en medio de una inmensa oscuridad, todo permanecía oscuro y lúgubre. Me sentía extraña y perdida, ya que recordaba haber pasado la noche en otra casa. Busqué algún tipo de lámpara a mi alrededor para encender alguna luz que me permitiera ver, y tras un largo rato encontré el interruptor. Se encendió de manera tan violenta que tuve que cubrirme los ojos con el brazo. Miré a mi alrededor y todo estaba recogido, las cortinas corridas, como si ayer no hubiera pasado nada.

Después de bailar con Mikey, nos acostamos a dormir sin hacer nada más. Era extraño decirlo, pero Mikey y yo no mantuvimos relaciones esa noche. No era algo necesario, pero ahora que lo pienso, la mayoría de nuestros encuentros han sido sexo.

Me levanté de la cama intentando apartar esos pensamientos de mi mente. Estaba sola en la enorme habitación y abrí la puerta para encontrarme con el pasillo y la claridad que entraba por los ventanales. Todo lucía limpio y hasta olía a limpio. Bajé poco a poco las escaleras en caracol, escuchando unas voces al fondo que aumentaban mi curiosidad. Antes de bajar del todo, me asomé para ver quiénes eran, ya que escuchaba más de una voz. En el sofá estaban sentados Nelson junto a Mikey y Mike.

Terminé de bajar los últimos escalones cuando los ojos de Nelson se encontraron conmigo.

— Buenos días Antonella — me regala una sonrisa amistosa.

En aquel momento, tras escuchar mi nombre, Mikey se giró para mirarme. Sus ojos se detuvieron en mí con cautela. Llevaba puesta la camisa que me había prestado para dormir, y sentí cómo sus ojos recorrían mis muslos desnudos, subiendo luego hasta el borde de la camisa que le impedía ver más allá. Sin embargo, continuó subiendo la mirada y se encontró con los botones abiertos de la camisa, dejando a la vista un generoso escote.

Me di cuenta de ello cuando sus ojos hambrientos se detuvieron en mi escote. Rápidamente cerré los botones por pena y respeto a Nelson.

— Hola Nelson — le sonreí — Ahora vuelvo, voy a vestirme — reí un poco nerviosa por la mirada de Mikey sobre mi.

— Tranquila, mejor hazlo. Alguien aquí está perdiendo el control — refiriéndose a su hermano quien por nada del mundo me dejaba de mirar.

Me reí por aquel comentario y subí rápidamente las escaleras hasta la planta de arriba. Entré en la habitación sin recordar que el vestidor estaba en otra habitación. Salí y abrí la puerta que correspondía a lo que buscaba. Había tanta ropa que no sabía por dónde empezar a buscar. Después de buscar un largo rato, encontré un chándal gris. Decidí ponerme solo el pantalón y la sudadera por encima, sin sujetador, total, nadie me lo iba a quitar.

Bajé de nuevo las escaleras encontrándome con los Grace's en el sofá, quienes parecían estar discutiendo algo importante. Esta vez me acerqué directamente al bebé, quien estaba en brazos de su padre.

— Mi amooooooor — lo cogí dando vueltas feliz.

— Mamiiiii — busca abrazarme y eso hice. Le di un fuerte abrazo y unos buenos besos que hasta empezó a quejarse — Mamiiii, para, mamiiiiiiiii.

— Lo siento mi amor — Reí a carcajadas deteniéndome.

A lo lejos, Camila vino corriendo con una gran sonrisa en el rostro.

— ¡Antonella! — por poco se tira en mis brazos si no hubiera tenido a Mike.

— Hola Camila — le di dos besos en ambas mejillas sonriente.

— Ven conmigo, estamos haciendo el desayuno.

— Voy espera — Dejé a Mike en brazos de Mikey, y este me miró como si estuviera esperando algo de mí. Sus ojos me observaban intensamente — Buenos días Grace — sonreí juguetona alejándome.

Adicto Deseo [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora