Con Antonella.
Sentía algo sobre mis muslos, dándome un hormigueo. Entre el sueño, bajé la mano para rascarme y me recoloqué en la cama. Esta vez sentía el hormigueo en mi cintura. Poco a poco, fui abriendo los ojos para ver qué era lo que no me dejaba dormir. Me apoyé sobre mis codos, mirando a Mike dormido a mi lado. Me volteé, mirando al borde de la cama, y me encontré con Natt, quien vestía un traje de color beige y llevaba el cabello peinado hacia atrás.
— Natt — Me sobresalté al verlo a mi costado. Los hormigueos que sentía eran sus dedos tocando mi cuerpo. — ¿Cómo has entrado? — Me cubrí con las sábanas para que dejara de tocarme.
— Tengo la llave de está habitación — Observó cómo hacía eso. — Le he quitado el seguro, no me gusta que te encierres — Acercó su mano con delicadeza a mi cabello, recolocando algunos mechones desordenados.
— ¿No puedo tener intimidad? — Fruncí el ceño, poco satisfecha por lo que había hecho.
— ¿Intimidad? — Sonrió de medio lado, como si lo que le hubiera dicho le hiciera gracia. — Eres mi esposa Antonella.
— ¿Y? Toda mujer necesita estar sola de vez en cuando — Moví un poco la cabeza para indicarle que dejara de tocar mi cabello.
— Llevas sola mucho cariño, ya te toca estar conmigo — Sus ojos se deslizaron por todo mi rostro hasta bajar a mi cuello, siguiendo hacia mi piel al descubierto. Su mirada me recorrió entera de una forma tranquila, como si disfrutara de verme. — Esta noche dormiremos juntos.
— ¿Qué? No — Negué rápidamente, sentándome en la cama. No pensaba compartir la misma cama con él de nuevo.
— No te he preguntado — Su rostro pasó de gusto a seriedad en un instante.
— ¿No tienes en cuenta mi opinión? — Le repliqué molesta mientras me recolocaba los tirantes de la bata sobre los hombros.
— Si la tengo amor. Estamos yendo lento, pero me cansé de no tenerte a mi lado. — Se levantó, se recolocó el traje y cogió la chaqueta, poniéndosela sobre el brazo. — Voy a salir, tengo que hacer unas cosas, no me esperes para comer, ni para cenar.
Lo miré sin contestar, intentando mostrarle mi cara de desagrado hacia él. Cuando se acercó para besar mi frente, me aparté rápidamente, impidiéndoselo. Noté cómo apretó la mandíbula, pero no me dijo nada.
— Se me olvidaba — Me miró con una sonrisa que no me gustaba nada, como si disfrutara de mi incomodidad. — Está noche quiero que me esperes desnuda en nuestra recamara, te daré una dosis amor. Quieras o no. — Su sonrisa descarada se amplió aún más y salió de la habitación, dejándome con un mal cuerpo. Natt quería que nos acostáramos esta noche y yo no iba a permitir eso.
Sentí ganas de gritar y lanzar cosas de la rabia. Qué asco de chico, solo pensaba. Si antes decía que no lo odiaba, me morderé la lengua y me retractaré. Lo odio.
Me levanté de la cama pensando en qué hacer, cómo podía librarme de él esta noche. Daba vueltas por la recámara, tensa. Tenía que idear un plan, algo...
Me fui al baño para asearme, me peiné un poco y fui a ver al niño. Seguía dormido, como no. No sabía qué hora era, pero el sol se filtraba por los pequeños huecos de la persiana. Miré el reloj de la pared: marcaba las 12:30 de la tarde.
Me sorprendí al ver la hora; no sentí que hubiera dormido tanto. Quería hablar con Pamela, así que dejé la puerta abierta y bajé a buscarla. La vi sirviendo el desayuno en una bandeja. Cuando me vio, se sorprendió y me sonrió amistosamente.
— Buenos días señora, ya iba a subirle el desayuno. Me dijo el señor que estaba despierta — Dijo, terminando de poner los últimos retoques. No tenía nada de hambre; lo que Natt me había dicho me había cerrado el estómago.

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Adicto Deseo [#2]
RomanceDos años después fueron suficientes para Antonella. Reconstruyó su vida a pesar de un largo sufrimiento, pudo sacar adelante a su querido hijo el cual fue producto de su gran amor que perdió por las injusticias. Ella se volvió a enamorar y se casó...