Antonella
Un suave olor a café entró por mis fosas nasales alentándome de que ya era de día. Abriendo poco a poco los ojos, vi la oscuridad que se hallaba en la habitación, ni una pizca de luz había. Sentía a mi lado un cuerpo que podía describir sin necesidad de mirarlo. Estiré mi mano a la mesita de noche buscando una lámpara o algo que pudiera darme algo de luz aunque sea, hallé lo que supuse que era una lámpara, tras buscar el maldito interruptor para encenderla, lo encontré. Me giré hacía Mikey, misteriosamente estaba durmiendo, muy plácidamente a mi parecer.
Es cierto, ayer me toqué delante de él. Madre mía...
Había omitido aquello que pasó ayer, qué vergüenza, tocarme delante suya y que él también lo hiciera.
Antonella la sotte...
Volví a mirarlo, pero esta vez mis ojos se detuvieron en su cuerpo esculpido y totalmente tatuado. Sentí una pequeña punzada en mi cosita despertándome cierto morbo al verlo así.
Como una niña curiosa puse mi mano en su abdomen, mi tacto con su piel caliente me hacía remover cosas del pasado, no sabía el porqué. Bajaba lentamente siguiendo el trazo de uno de sus tatuajes que justamente se acercaba a su pelvis. No sabía si seguir bajando, o detenerme. Me entraba la curiosidad de ver cómo dormía, levanté la sábana observando como dios lo trajo al mundo. Si no mal recuerdo se había quedado en bóxers anoche, como es que ahora no los tiene.
Su amiguito dormía como él, pero como suponía, el hecho de que no estuviera erecta no hacía que se viera pequeña ni mucho menos, seguía teniendo ese tamaño colosal aterrador.
¡Antonella, qué haces, qué miras!
Me doy una bofetada interna despertando de mi lujuria. Quité la mano a la velocidad de rambo dejando de mirar esa cosa pecaminosa.
— Antonella, stupide, stupide, excitée, sale garce. — murmuraba mientras negaba con la cabeza.
— En cristiano muñeca — su voz se manifestó a mi costado haciendo que salte del susto.
— Merde, quelle frayeur !
Alzó una ceja mirándome.
— Qué susto— traduciendo lo que dije anteriormente.
— Ah... ya — lleva sus manos a la nuca mientras seguía recostado.
— ¿Tu... estabas durmiendo? — titubeo tras pensar que había visto lo que hacía.
— Si.
— Oh, que bien — solté una leve suspiro.
— Me desperté cuando sentí una manita tocarme.
El suspiro volvió al cuerpo haciendo que me ruborice de la vergüenza.
— ¿Una mano? ¿Qué raro? — me hago la loca para haber si colaba.
— Si, una manita muy traviesa — sonrió de lado de una forma seductora a mi parecer.
— Ah bueno, no sé, no sé nada, yo me acabo de despertar ahora.
— ¿Si, ahora? — se aproximó sobre mí obligándome a recostar mi cuerpo en el colchón, tras ponerse sobre mí — Yo creo que te vi a ti, tocar mi cuerpo y ver otra cosita, bueno cosota.
— Ay qué arrogante que eres — rodeo los ojos — Además, ¿si estaba mirando que, cual es el problema?, ya lo vi ayer.
— Mmm... ¿qué has hecho con los ojitos de muñeca?
— ¿Cómo, qué he hecho? — no entendía su pregunta.
— Me has rodado los ojos — niega mirandome a los ojos — Eso no me gusta...

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Adicto Deseo [#2]
RomantizmDos años después fueron suficientes para Antonella. Reconstruyó su vida a pesar de un largo sufrimiento, pudo sacar adelante a su querido hijo el cual fue producto de su gran amor que perdió por las injusticias. Ella se volvió a enamorar y se casó...