Desde aquel día, las semanas pasaron volando. Mikey no paraba de ir de un lado a otro junto a Nelson, tratando de encontrar a Alonso. Parecía que la tierra se lo había tragado y eso frustraba a Mikey. Pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa y, aunque intentaba dedicarme el poco tiempo que tenía, no podía evitar sentirme sola. Sentía que, por culpa de Alonso, todo se desmoronaba, de nuevo.
No había encontrado el momento adecuado para decirle nada a Mikey, quería darle la sorpresa, pero no sabía cómo ni cuándo. También quería ir al médico para confirmar que el embarazo fuera bien y saber cuánto tiempo tenía. Camila iba a acompañarme, pero primero teníamos que ir a otro lugar.
— Gracias por acompañarme, Cami —dije, sosteniendo la caja de cenizas de Natt. Gracias a Nelson, había podido conseguirlas antes de que se deshicieran de ellas.
— Sabes que estaré aquí para lo que sea—dijo Camila, acariciando mis brazos con una sonrisa.
Nos acercamos al acantilado con cuidado. Habíamos venido a un lugar de costa para esparcir las cenizas aquí. Sentía que, a pesar de que Natt había muerto y de estar casada con Mikey, todavía había algo que no me dejaba sentir libre.
Mientras me preparaba para esparcir las cenizas, mis pensamientos comenzaron a rebobinar, recordando todo lo que había pasado y como había terminado. Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras arrojaba las cenizas al viento, viendo cómo se las llevaba el aire. No lloraba porque lo extrañara, pues el Natt que conocí nunca existió, pero a pesar de eso mi corazón se encogió sintiéndose triste. Con la urna vacía, cogí una botella de cristal, en la que había colocado mi anillo de compromiso y mi anillo de boda.
— Adiós, Natt —dije en voz baja, lanzando la botella al mar. Vi cómo se alejaba flotando, llevándose con ella una parte de mi pasado.
Camila me abrazó fuerte, brindándome consuelo. Nos quedamos un rato en silencio, observando el horizonte.
— ¿Lista para ir al médico? —me preguntó suavemente.
Asentí, sintiendo alivio. Era hora de cerrar ese capítulo y empezar uno nuevo. Con Mikey y mi hijo a mi lado.
Acompañadas por Dante, fuimos al hospital. No tardaron en hacerme las pruebas y la resonancia; tenía casi un mes de embarazo. Me di cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo. Hace meses atrás, Mikey volvió a mi vida y la mía con Natt terminó. Desde entonces, llevaba a este pequeño dentro de mí, sin saberlo. Pasó por tanto y aún así resistió; era igual de fuerte que su papá.
El doctor me dijo que, a pesar de todo el alcohol que consumí, entre otras cosas, mi embarazo estaba en buen estado. Me aconsejó que debía cuidarme del estrés y evitar ciertos alimentos. Me recetó unas vitaminas para mantenerme en óptimas condiciones y ajustó las dosis de mi medicación para el asma.
Le pedí al doctor que no dijera nada, que quería que todo fuera una sorpresa. El doctor accedió, asegurándome que no diría nada. Tras terminar con los exámenes, nos fuimos. Camino a casa, miré la pantalla de mi teléfono, esperando un mensaje de Mikey, pero no había nada, ni un solo mensaje. Suspiré pesadamente; lo extrañaba mucho. Quería verlo ya. Sabía que él sentía lo mismo y me lo demostraba en cada momento que pasábamos juntos. Pero yo quería más. Quería pasear con él, ir a comer, estar juntos con nuestro hijo, con nuestros hijos.
Toqué mi abdomen, acariciándolo. Mikey tenía tantas ganas como yo de tener este bebé, y no iba a esperar más; tenía que decírselo hoy.
Miré los globos que Camila y yo habíamos comprado, con la frase "Vas a ser papá". También había comprado unos zapatitos blancos los cuales iba a meter en una caja, con las pruebas de mi embarazo. Estaba tan entusiasmada con la idea de que él lo viera,
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Adicto Deseo [#2]
RomanceDos años después fueron suficientes para Antonella. Reconstruyó su vida a pesar de un largo sufrimiento, pudo sacar adelante a su querido hijo el cual fue producto de su gran amor que perdió por las injusticias. Ella se volvió a enamorar y se casó...