Capítulo 6

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Termino de duchar a Mike, lo tomo en mis brazos saliendo del baño para ponerlo sobre la cama. Suavemente seco su piel con su toalla, procedo a ponerle su crema hidratante y luego la ropa.

— ¿Tienes hambre cariño? — peino su pelito con mis manos para no deshacer las ondas.

— Chi mami, mucha.

— Ok, mi niño ya bajamos.

Después de mucho pensarlo y meditarlo toda la noche me decidí quedar en la casa, no tenía donde ir y aunque me pagara un hotel vine con la intención de que Mike pasara la navidad con su familia, así que no tenía sentido irme.

Tenía miedo de bajar y ver a todos, ayer tuve un mal comportamiento y verdaderamente me siento un poco mal por ello, aunque no debería, ellos me mintieron primero y aunque Mikey les pidió guardar el secreto, una confección de tal calibre no tenían que haberla reservado.

Por la noche hablé con Natt antes de dormir, estuve a punto de decirle todo lo sucedido, pero mejor me lo reservé, seguro le iba a producir mucha angustia debido a que él estaba allí y yo aquí, podría pasar cualquier cosa y el no enterarse. Por eso preferí contárselo en persona.

— Vamos nene — lo bajo de la cama, una vez bien mozo. Lo conjunté con un chándal negro de Nike y unos tenis.

Yo también me había duchado y alistado. Me puse unos vaqueros azules ajustados con una chaqueta top peludita rosa con mangas anchas, para andar más cómoda me hice una coleta alta.

Salimos de la habitación camino a la planta de abajo para ir al comedor.

— ¿Te apetece salir esta tarde a dar una vuelta mi amor? — le pregunté bajando las escaleras.

— Si mami — me abraza del cuello, pero nada más estar ya abajo lo dejo en el suelo.

— ¿A dónde te gustaría ir? — cogiéndolo de la manita para ir al comedor.

— Mmm — se lo piensa.

— Podemos ir al parque y luego a comer helado por la plaza — la voz de Mikey se hizo presente detrás de nosotros a lo que me giro. Tomó al niño poniéndolo en los hombros — ¿Qué os parece?

— Siiii — como no aplaude entusiasmado.

— Y a ti, Antonella, ¿qué te parece? — me miró a los ojos esperando una respuesta de mi parte.

— Por mí está bien, lo importante es que el niño se divierta — llegamos al comedor, pero no había nadie, la mesa estaba a medio poner, es decir, había platos y cubiertos.

— Luego te llevaré a un lugar que tal vez te gusté — lo baja de sus hombros dejándolo en una silla.

— Mmm... Ya veremos Mikey.

— No era pregunta muñeca — me sonríe de lado sacando su lado seductor.

— No puedes elegir por mí, que sabes tú si tengo cosas que hacer — fruncí el ceño mirándolo.

— Pues la cancelas — cruzado de brazos y con el semblante serio me miró.

— Como se nota que sigues siendo el mismo mandón de siempre — rodeé los ojos para luego intentar salir del área del comedor. Mikey me lo impide rotundamente agarrándome del brazo para luego apoyarme en la pared y acorralarme.

— En efecto, como se nota que sigues siendo la misma niñita de 13 años con el carácter firme y rudo — sentía su respiración a centímetros de mi nariz y labios.

— 22 años, casi para 23 — mantuve la mirada firme con la suya lúgubre y tan difícil de describir.

— Puedes tener 30 si quieres, pero siempre tendrás cuerpo de niña de 13 años — su rostro se acercó más al mío.

Adicto Deseo [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora