Capítulo 23

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— Natt... ¿Qué haces aquí? — Tras su entrada por la puerta, un escalofrío intenso me recorrió de arriba abajo. Sus ojos me escudriñaron con detenimiento. Traté de disimular, girando ligeramente para ocultar los chupetones que marcaba Mikey en mi cuello, pero su mirada se detuvo allí un instante.

— Te estaba buscando, quería saber cómo estabas. No saliste muy contenta de la sala de reuniones — con pasos firmes, pero cortos, comienza aproximarse hacía mi.

— Estoy bien, gracias por preguntar — tragué grueso viendo su figura corpulenta aproximándose hacía mí — Deberías salir, no debes de estar aquí.

— ¿Por qué? Tu querido Mikey no va a venir a interrumpirnos, está ocupado con otra persona — en su rostro se dibuja una sonrisa maliciosa nunca vista por mi.

— Ya... — asentí sin creer en sus palabras, ya no podía creerle.

— ¿Estás cansada? — mi cuerpo volvió a pasar bajo su mirada.

— No, ¿por qué la pregunta? — me miré en el espejo intentando no darle mucha importancia a esta conversación para que se fuera.

— Supongo que lo del jardín te dejaría agotada — Tomé una bocanada de aire al escuchar sus palabras, sintiendo cómo los nervios se apoderaba de mí al imaginar que nos había descubierto. Con un gesto nervioso, me volví ligeramente hacia él, alzando la mirada para encontrarme con la suya, frunciendo el ceño con determinación.

— Natt, no se de que me hablas, así que por fav...

No terminé la oración cuando, en apenas un par de pasos, se acercó a mí y me acorraló contra la pared, dejándome atrapada entre sus brazos que descansaban a cada lado. Lo miré con la respiración acelerada, sintiendo el latido frenético de mi corazón resonar en mis oídos.

— Se que te lo follaste afuera, no me tomes por imbécil — en su voz noté rencor e incluso odio — ¿Qué tiene Mikey que yo no? Dime, que tiene, ¿más dinero, la polla más grande, un imperio más poderoso? — Su mirada penetrante se encontró con la mía, mientras sus palabras, que parecían carecer de sentido para mí, desencadenaron una oleada de violencia en mi interior, provocando que la ira burbujeara en lo más profundo de mi ser.

— ¿Pero qué coño estás diciendo? Tu estás mal Natt — con ambas manos en su pecho intenté apartarlo, pero era como si estuviera pegado al suelo.

— Te gusta su dinero, ¿es eso no? Te la dejas meter por él para que así suelte la pas...

Acto seguido, solté una bofetada con fuerza en su mejilla, dejándolo en silencio momentáneamente. Volviendo su rostro hacia mí con semblante serio, llevó una mano a su espalda y sacó una pistola, posándola en mi mejilla con una calma perturbadora.

— Yo te puedo dar más dinero — desciende el arma por mi cuello visualizando mis chupetones — Más placer — su rostro se aproximaba a mí generando pavor, sus ojos eran el reflejo de un monstruo. No lo conocía y me daba miedo — ¿Por qué me miras así? — sus labios tocan mi cuello a lo que me moví hacia un costado para separarlo. Él se rio, pero no le importó, estrechó nuestros cuerpos y cerré los ojos aterrorizada por lo que fuera hacerme.

— Natt suéltame... tú no eres así, estás actuando por rabia. Por favor... — mi voz tembló sintiendo la punta de la pistola rozar mis pezones.

— Tú me has vuelto así... — Sentía su respiración caliente y cargada en mi cuello, mientras su lengua se deslizaba para trazar un camino perturbador. Seguía luchando por apartarme, haciendo fuerza, pero era inútil; mi resistencia no llegaba ni a la mitad de la suya. Su arma se deslizaba peligrosamente sobre mis pezones, que respondían con una reacción involuntaria endureciéndose aún más ante el contacto — Te deseo tanto Antonella... nunca te daré el divorcio, nunca... — La pistola había descendido hasta mi entrepierna, incrementando la sensación de peligro que me embargaba. Esta vez, su cabeza se inclinó hacia uno de mis pechos, apretándolo para examinar mi pezón detenidamente. Cuando lo mordió suavemente, cerré los ojos y giré la cabeza, incapaz de soportar verlo. Me resultaba repulsivo; nunca habría imaginado que Natt podría inspirarme tal sentimiento de asco, pero su actitud despreciable me hacía odiarlo más con cada segundo que pasaba.

Adicto Deseo [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora