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El ambiente era suyo. Cómo siempre.
Observé sus manos, mientras deslizaba frente a mí el documento, con una pluma a su lado.

Lucius me miraba con sus ojos penetrantes.

—Solo es una hoja —avisó.

Metí mis manos en mi bolso, para sacar mi propio documento— estas hojas deben agregarse a la tuya, son mis términos y condiciones.

Lucius las sujetó, y las leyó, una por una.

—Cómo lee, las reglas son básicas. Respetar mis horarios, cumplir con los pagos en fecha, no sobrepasar los límites entre empleador y empleado.

Dejó las hojas en el escritorio y sus ojos volvieron a mirarme, titilando con algo que no supe reconocer.

—Me sorprendes —. Tomó un papel y escribió— tu paga mensual será esta, dime si estás de acuerdo.

Extendió su papel hacia mi y lo leí.  Viendo una cifra muy alta, es decir, esta cifra era por cuidar tres niños.

Abrí mi boca, pero me interrumpió— no escucharé ninguna queja diciendo que es mucho dinero. Es lo que, considero, mereces por tu trabajo.

—Bien, cómo guste.

Asintió y tomó la pluma, mojó su punta en tinta y la deslizó por el término de las hojas.

—Tu servicio será de tres años. Al término de este, el contrato termina, la renovación dependerá de tu desempeño en el tiempo previsto.

La pluma llegó a mis dedos, no estaba nerviosa, pero mi voluntad temblaba.

Suspiré, y de bajo su mirada, firmé el contrato.

Miré su rostro carente de alguna emoción, yo, en cambio, le sonreí.

—Gracias por el trabajo, Señor Malfoy.

—Solo quiero lo mejor para Draco, y al parecer, tú eres lo mejor.

Sonreí, esta vez con mis labios cerrados, estaba emocionada.
Draco era un niño muy bonito, y aunque a veces, un pequeño diablo, me gustaba cuidarlo.

Pero el hecho de estar tres años trabajando para su padre. Para Lucius Malfoy, me tenía intranquila, porque el hombre era una especie de enigma, que me encanta. . .

—Sasskia —interrumpió mis pensamientos, llamándome por mi nombre cómo siempre lo hacía— ¿necesitas algo más?

—Traeré el resto de mis cosas mañana, pero —guardé silencio unos segundos, sin saber cómo decirlo— yo pinto, señor Malfoy.

—¿Pintas?

—Aja, y quería saber si había algún problema, si traía mis cosas, cómo lienzos y todo. . . Eso -él abrió su boca, mientras sus cejas se fruncían levemente. Volví a hablar antes que él— no mancharía ninguna parte de la casa, eso sí, pero tal vez mi cuarto. . . Pueda mancharse un poco.

—Es tu cuarto, Sasskia, puedes hacer lo que quieras en él. No puedo prohibirte que pintes —respondió, mientras dejaba caer un líquido marrón en uno de sus vasos, supuse que era licor— no tengo problema.

Asentí— Y. . . Hay otra cosa.

Suspiró, parecía cansado de mí, pero yo seguí hablando— tengo un gato, su nombre Meraki, ¿puedo traerlo? Le hablé de él a Draco y quiere conocerlo —jugué con mis manos y me adelanté a su respuesta— pero si usted no quiere, no tengo problema, el gato tiene a alguien que lo cuide. Además-

—Sasskia —su tono hizo que cierre mi boca, sonreí, nerviosa— trae al gato, no hay problema.

—¿Sí? ¡Gracias!

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora