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Lucius iba a responderme.

Esperaba que lo hiciera, pero fuimos interrumpidos por el sonido de la puerta principal.

Alguien estaba tocando.

Salir de ese momento fue difícil.

—Iré a ver quien toca —murmuré alejándome.

Solo cuándo estuve lejos de él, pude volver a respirar.

Debía dejar de hacer eso.

Lucius Malfoy solo es mi jefe y yo estoy jugando con fuego.

Estos. . . ¿Encuentros?. . . Momentos de debilidad.

¿Qué estaba sucediendo?

Cuando quise darme cuenta estaba abriendo la puerta principal.

Me topé con una figura alta, y oscura.

—Buenos días —dije, sin abrir la puerta del todo.

—Busco a tu jefe —me respondió una voz fría y apagada.

—¿Podría preguntar quien es?

Dio un paso hacia mi y con mucha lentitud bajó la capucha que cubría su rostro.

Me topé con unos ojos negros y cabellos rubios, largos. Rostro fino y carente de sonrisa.
Parecía tenebroso.

—El señor Rosier, dígale que el señor Rosier está aquí.

Rosier. . .

Extrañamente, me recorrió el sentimiento de conocerlo.

—Pase.

Dejé que pasara y lo dejé en el hall, no quería dejarlo en la sala principal.

Unos nervios repentinos me recorrieron al momento en que pasó por mi lado para entrar y su hombro roso el mío.

No eran nervios de los buenos.

El aire se tornó mucho más frío y tenso.
—Espere aquí.

Me alejé, sintiendo el frío repentino golpear mi piel.
La chimenea se había apagado, algo que me hizo fruncir el ceño, pero me apresuré a buscar a Lucius.

Él seguía en la cocina con el pequeño.

—Señor Malfoy —hablé, llegando a su lado.

Me miró desde su lugar. Draco me sonrió tendiéndome un pedazo de su fruta.

—Alguien lo espera en el hall —advertí y acepté la fruta con una sonrisa.

Frunció el ceño— ¿quien?

—Dijo que lo anunciara como el Señor Rosier.

Noté como su rostro cambió al oír mis palabras.

—Vete al cuarto con Draco —ordenó, señalándome.

Preferí no preguntar, menos aún cuándo me percaté de que buscó su varita con rapidez.
Nos miró una última vez antes de salir de la cocina, arremangando la manga de su camisa.

Por un segundo observó su marca tenebrosa y luego se alejó.

Rosier.

De los Rosier.

—Entiendo —murmuré. Miré a Draco y le tendí mi mano— ¿vamos? Jugaremos con Meraki.

—¿Y papá?

—Tu papá está cuidándote, vamos.

Lo llevé al cuarto cómo Lucius había ordenado, también Meraki nos acompañó, haciendo reír a Draco con sus besos en las mejillas de ambos.

Rosier.

Ahora lo recordaba.

Su padre era un mago oscuro, al igual que toda su familia. Él era el último mago de su linaje.

Uno de los más fieles al señor Oscuro.

Rosier era muy peligroso.

Lo recuerdo, era uno de los "amigos" de mi hermano.

Rosier tenía la fama de ser. . . Bueno, se decía que él era uno de los magos más beneficiados de llevar la marca. Es decir, uno de los favoritos del que no debe ser nombrado.

—Taskia, ¿podemos ir al jardín a ver las flores?

Su voz me sacó de mis pensamientos.

Lo miré, él estaba sentado en el suelo y Meraki caminaba hacia mi.

—Podemos, pero luego, ¿sí?

—¿Con quien está papá?

Meraki gruñó en respuesta.

—Si yo también no confío —murmuré, acariciando su pelaje suave.

Evadiendo la pregunta de Draco, me acerqué y le sonreí.

—No tienes que preocuparte de nada, amor. Ahora vamos a jugar.

Intentaba distraer a Draco, pero mis pensamientos hacían lo contrario. ¿Qué hacía un mago oscuro aquí?

Perturbaban la paz que la familia Malfoy estaba teniendo.

Quería creer firmemente en que no sería algo malo.

Los minutos se volvieron eternos hasta que Lucius golpeó la puerta de mi cuarto.

Tomé a Draco en mis brazos para abrir la puerta.

Lucius estaba de pie en la entrada. Noté muy rápidamente su mirada fría que trataba de huir del nerviosismo que renacía.

—¿Está todo bien? —pregunté, observando sus ojos.

Evadió mi mirada, pero asintió y llevó sus ojos a Draco.

—Ven.

Draco negó.

Lucius tomó aire apretando su mandíbula. El niño abrazó mi cuello y ocultó su rostro en el hueco de este.

—Draco —advirtió.

Lo detuve y coloqué una de mis manos en su brazo, lo que hizo que me mirase a los ojos.

Relajó su ceño fruncido.

—A veces los niños perciben lo que sentimos y no demostramos, Señor Malfoy —le di una sonrisa suave intentando calmar la situación. Su piel se sentía suave y fría— puedo cuidarlo, tranquilo.

—Es tu día libre —advirtió con voz mucho más calmada— no tienes que-

—Creo saber que usted ya me conoce, Señor Malfoy.

Observó a Draco y luego a mí, asintió y acomodando el cuello de su camisa para alejarse

No cabía duda de que algo estaba pasando.



NOTA:

Se esperaban qué apareciera Rosier?

Díganme que lo conocen JAJA

Un capítulo de regalo por dejarlas muy abandonadas<3

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora