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Aún no comprendía las palabras frías de Lucius.
Sabía que no estaba siendo grosero conmigo, pero eso no quitaba el hecho, de que cuando en su voz persistía la calma lo notaba, al igual que notaba cuándo estaba vacía.

Esa mañana dormí hasta las diez AM, era lo máximo que pude dormir. Mis pensamientos no me dejaban en paz, Lucius aparecía en mi mente, sus palabras, su actitud.

Suspiré y me mire al espejo del baño, estaba empañado por la ducha de agua caliente que acababa de darme.
Me vestí con un vestido hasta las rodillas de flores blancas con núcleo amarillo, muy pequeñas, este tipo de vestidos me encantaba.

Salí a la sala, esperando oír a Draco o Lucius, pero no lo hice.

Caminé en silencio hasta el cuarto de Draco, oí movimientos, por lo que entre despacio.

Me recibió el pequeño, haciendo una seña para que haga silencio, Lucius estaba dormido, en la misma silla dónde estaba yo antes de que él llegara.

—Papi se durmió, Taskia —advirtió, mientras lo tomaba en mis brazos.

—¿Estás hace mucho despierto, cariño?

Me negó y yo asentí— ve a cepillar tus dientes y lavar tu carita, ¿si?

Lo bajé al suelo y caminó contento al cuarto de baño, con mucha delicadeza me acerqué a Lucius, sus sueños parecían muy lindos, ya que su rostro mostraba pura paz.

—Señor Malfoy —susurré en su oreja, su cuerpo se tensó, pero no despertó— Señor Malfoy.

Al no recibir respuesta, toque su hombro, despertó al instante.

Sus ojos azules me observaron con mucha atención, tal vez estaba tratando de reconocerme.

—Sasskia.

—¿Sí? —pregunté, aguantando la risa.

—¿Qué haces?

—Despertarlo, está dormido en el cuarto de Draco.

No contuve una risa suave cuándo se dio cuenta de dónde estaba, rápidamente se levantó y acomodó el cuello de su camisa, peinó sus cabellos y me miró con vergüenza.

—Lo siento.

—Draco está contento de haberse despertado con usted a su lado —respondí, sonriendo, él me miró, y pude notar como sus labios quisieron curvarse en una sonrisa, pero la ocultó al instante.

—Sasskia —me llamó nuevamente, cuándo me alejé un poco para acomodar la ropa de Draco— ¿puedo pedirte algo?

—Sí, puede.

—Hay una fiesta del trabajo —acomodó el cuello de su cabeza, cómo si eso le diera valor— quiero llevar a Draco.

—Lo puedo preparar yo, si quiere, ¿cuando es?

—El sábado, el caso es que, tú vendrás.

—Bien.

—¿Bien?

Lo volteé a ver— si, no es la primera vez que soy acompañante para estos eventos, puedo cuidar a Draco mientras usted socializa como adulto responsable —terminé con una sonrisa.

Suspiró, cómo lo hacía, cuándo algo de mí lo cansaba, o eso comienzo a pensar.

—Vendrás cómo invitada, Sasskia.

Fruncí el ceño y detuve mis movimientos— ¿yo?, ¿por qué?

Se encogió de hombros— ¿quieres o no?

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora