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Era sábado. Y la plaza en donde las obras de arte viven y se venden, estaba cubierta por el sol alumbrante de la mañana.

La nieve se había derretido, el suelo estaba mojado y las hojas secas caídas de los viejos árboles se pegoteaban en el mismo suelo.

El murmullo de la gente hablando hacía eco en mi mente mientras los observaba pasar.
¿Estás personas siquiera sabrían de arte? O solo las observan con falsa alegría y entusiasmo. Los ojos reales que observan el arte y lo aprecian de verdad, se hacen notar entre las miradas comunes apagadas.

Veía pocas, en esta plaza.

Creo que la manera que hace regocijar a un pintor, es que una de estas falsas miradas, apagadas y muertas de arte, observé tu obra y que por causa de esta, reavive el brillo en sus ojos, que aprecien el arte como lo es, mágico.

Tal vez por eso pinto. Porque además de avivar mi alma, aviva el alma de las personas que lo observan.

Si tan solo lo hubieses comprendido, padre.

Desde que había vuelto a mi casa, no había querido entrar a la segunda sala, a las bibliotecas o al despacho de mi padre.

Sé que allí se encuentran pinturas de él, pinturas de mi oscura familia que aún no estoy lista para ver.

Intentaba no pensar en eso que ustedes quieren que hablé.
Lucius y Draco.

Sí, intentando alejarlos lo más que pueda de mi mente, pero de alguna manera sus recuerdos siempre persisten.

Recibí una carta de Lucius hace unos días.

Draco no quiere ir a la escuela, porque sabe que no lo llevaré yo, ni mucho menos, iré a buscarlo.

Tuve que enviarle una carta, y Lucius, le hizo saber que si quería leerla, debía aprender a leer y eso solo podía ser, asistiendo a la escuela.

Lucius luego me mando otra carta agradeciendo, Draco ya había querido asistir a la escuela.
No dijo nada más.

Aún espero que algo entre él y yo cambie, pero el destino me hace ver, que eso no será posible, al menos no por ahora.

Este sábado Regulus no me acompañaba, tenía trabajo y además su hijo estaría con el este fin de semana, así que, no nos vimos.

Él se ha vuelto el mejor amigo que podría tener.

Mis cuadros no dejan de venderse y hasta la señora Davies me dejo su lugar, uno que estaba casi al centro de la estatua. Puesto que ella, quería descansar unos cuantos fines de semana.
Antes de irse, el sábado anterior tomó y mi mano y tan sabia que es, dijo:— el brillo de tus ojos no es el mismo desde que el hombre apuesto no ha vuelto aquí.

—Me ha descubierto —respondí sonriendo.

—¿Ha roto tu corazón?

No respondí.

—Oh, ya veo. Has roto su corazón también —confundida, la observé alzando una ceja— Querida, él Te ha dejado volar y por eso, tiene su corazón herido, al igual que tú tienes tuyo.

—¿Cómo sabe eso?

—Soy una vieja bruja, muy anciana, querida y con la vejez, llegan secretos —acunó mis manos entre las suyas y me sonrió cálida— Eres joven Y talentosa. Tal vez tú lo ames y él a ti. Pero no es el momento.

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora