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Cuando era niña, intentaba comprender como era que mi padre siempre fue tan frío, incapaz de sentir emoción alguna para con nadie. Pero al verlo en su lecho de muerte, anciano, enfermo y al borde de olvidar toda su vida. Entendí que él podía sentir, sentía fervientemente, pero le habían enseñado a no dejar que las emociones lo vuelvan una buena persona.

Lo culpo por hacerme lo mismo.

Aunque, yo no sea así. Siento y tal vez ese el karma que obtuvo mi padre, todo era y es mágico a mis ojos, el sentir y sentir mucho, puede ser un arma de doble filo, pero amaba sentir. Amaba ser una mujer, sentir el viento cuando acaricia mi piel mientras pinto los sentimientos en un lienzo. Amaba el sentirme amada y amar sin explicación, porque cuando tienes que explicar el amor, entonces, ¿qué amor buscas? El amor se dice, se siente, se deja ver, se muestra.

Había soñado tanto con experimentar ese amor.

Pero era también ese amor que sentía por mi sueño, por mis metas.

El amar a una persona llegaría, en algún momento, indudablemente. Pero eso no quería decir que esa persona se quedaría conmigo.

Pero había encontrado dos amores en este momento de mi vida.

Al niño que amo como si fuera mi hijo y al hombre que amo para mi vida.

Pero no estaba con ellos.

Y ese era mi dolor, el que debo ocultar, pero me es imposible. Tengo que seguir con mi vida, cumplir mis sueños, ¿pero como hacerlo cuando ellos están lejos de mí?

Frederick había pasado por mí un día después de que ayudara con mi obra.

Ahora, luego de un largo viaje de horas, estábamos frente a la galería Gales.

Era inmensa, similar a un museo. Hermosa, de paredes vidriosas y blancas.

—Debes elegir si deseas decoración en la galería.

Fred estaba a mi lado, con su traje de tonos azules oscuros.

—Es hermosa —admiré, sonriente.

—Mi creación —señaló, devolviéndome la sonrisa.

No podía contener mi emoción, esto era tan bueno, tan. . . Mágico.

Fred me extendió su mano, la que tomé al instante para entrar al lugar.

Como lo pensé, dentro había paredes de cristal, colores blancos y cremas, eran suaves y parecía tan... Pacífico y angelical.

—Es inmenso, Fred —admiré, señalando el sitio— debo hacer cientos de cuadros.

—Creo que nueve cuadros serán suficientes.

—Diez —interrumpió la voz seria y demandante de Charles detrás de nosotros.

Ambos volteamos a verlo, pero él se adelantó y se colocó frente a ambos— diez cuadros necesitamos y además, tienes que traer la joya principal.

—¿Hablas del cuadro de apertura? —cuestioné.

Asintió y con un movimiento en silencio hizo que lo siguiéramos.

Nos llevó por el sitio, hasta terminar en una parte en dónde, había una columna alta, de color blanco.
—El cuadro se podrá aquí —explicó— y tu podio, estará al lado. Te presentarás, explicaras el cuadro y dirás su nombre, luego lo mostraremos.

—Espera —lo detuve— ¿no habrá más artistas?

—¿No te dijo mi hermano? —preguntó Charles, interesado.

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora