𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌

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SASSKIA

Sus manos en mi cintura. Sus ojos en mí, manos desnudas, besando mi piel en cada roce.

¿Por qué se sentía tan bien esto?

¿Por qué su sonrisa parecía ser parte de mi paraíso?

En sus brazos sentía la comodidad que no había encontrado nada más que en mis pinturas, pero, siempre había un pero.

Era mi jefe y yo no podía estar sintiendo algo por él.

Cuándo el baile terminó, sus brazos no me dejaron ir. Al menos no por unos segundos, me observó, pero al darse cuenta de la cercanía, cambió su rostro.

—Lo siento —musitó, alejándose levemente.

Lo miré confundida, pero él se alejó totalmente, saliendo del centro del salón, caminé detrás, siguiéndolo.

Finalmente, terminamos en el jardín.

—¿Qué siente? —cuestioné.

—No debería haberte traído, ni mucho menos pedirte que bailes conmigo.

Fruncí el ceño— vine porque quise.

—¿Tienes una respuesta para todo?

—Sí —respondí al instante— ¿se arrepiente de haberme invitado?

Negó— no lo hago, Sasskia, solo qué-

—Solo fue un baile —interrumpí— ¿se siente incómodo por ello?

Al oír mis palabras, el brillo que sus ojos poseían, se borró y volvió su rostro neutral.

—¿Por qué me sentiría incómodo?, solo fue un baile —declaró, ladeando su cabeza, sacó los guantes negros de su bolsillo y los colocó en sus manos— buscaré a Draco, creo que ya es hora de irnos.

Pasó por delante de mí, sus palabras resonaban en mi mente.

Solo un baile.

¿Así se sintió cuándo lo dije yo?

—Da igual —me dije a mí misma, en un susurro.

Es mi jefe.

—¿Vienes? —preguntó, dejando de caminar unos centímetros lejos de mí— ¿o quieres quedarte? Puedo enviar una limusina por ti más tarde.

—Voy con usted, señor Malfoy.

Asintió y camino, volví a seguirlo.

Una vez dentro, intentamos llegar a las escaleras, pero la voz de mi hermano me detuvo.

—Sasskia —detuvo mi caminar y se acercó, tan impecable como siempre.

—Hermano —hablé sonriendo, Lucius se detuvo y lo miró.

—Lucius —relamió sus labios— qué gran espectáculo has dado hoy con mi hermana, ¿eh?, ¿no te parece demasiado?

El rubio, lo miró burlón— ¿qué sucede, Adam?, ¿bebiste de más?

—Adam —susurré cuándo pasó un brazo por mi cuello y me atrajo hacia él.

Lucius se tensó en su lugar.

—¿No te bastó con desprestigiar el nombre de mi familia tomándola cómo empleada? —su tono era duro, y me remontaba a mis peleas con él. Adam no solía callarse hasta ver que sus palabras te afectaban.

Lucius dio un paso hacia él, le quitó la copa de las manos y sonrió con superioridad— el nombre de tu familia se ensució con tus propias acciones, Adam.