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No pude oír con certeza lo que Lucius y Rosier hablaban, porque tuve que irme de la habitación.

Pero no salí de la puerta, temía que algo sucediera.

Me alerté cuando oí que Lucius elevaba su voz, seguido de un sonido fuerte.

Puse mi mano en el picaporte.

—Señorita —Dobby me detuvo— la señorita Sasskia no debe entrar.

—Podría estar sucediendo algo.

—El amo Malfoy sabe cuidarse solo.

Otro sonido grande nos alertó a ambos.

Me lo tuve que pensar dos veces, era cierto que Lucius podía cuidarse solo, pero el solo hecho de que el mago pudiera hacerle daño, hacía erizar mi piel.

Quise volver a abrir la puerta, pero alguien se adelantó, choqué contra el pecho duro del mago.

Automáticamente, eché mi cuerpo hacia atrás, cuando vi los ojos fríos de Rosier.

Tenía su varita entre sus guantes de terciopelo negro que cubrían sus manos, todo el ambiente se había vuelto oscuro, frío y distante.

Tomé aire y lo miré a los ojos.

—Pequeña Greengrass —formuló, casi saboreando mi nombre— ¿No sabe usted que es de mala educación oír conversaciones ajenas?

Tragué saliva y busqué mi varita entre mis ropas— ¿lo acompaño a la puerta? —me ofrecí, logrando que mi voz no temblase.

Ladeó su cabeza y me observó de pies a cabeza— Adam ha dejado un lugar en las filas del señor Oscuro.

Quería creer que no estaba diciendo lo que pensaba.

—Y tú. . . Serías una hermosa adquisición para él —dio un paso hacia mí. Pero su mirada fue hacia atrás— ¿dónde duerme el pequeño Malfoy?

Desenfundé la varita en cuando oí la última palabra, además, comenzaba a preocuparme dónde era que estaba Lucius.

Mi varita, larga y fina, de marfil blanco en forma de plantas enredadas, apuntó firmemente a su frente.

—Váyase de esta casa —demandé, sin desviar la mirada de sus ojos malignos.

El mago iba a hablar, pero lo interrumpió un conjuro—¡Stupefy!

Rosier cayó a mis pies por un segundo.

El hechizo era uno que dejaba inconsciente al mago por unos segundos.

Lucius estaba detrás de él, al verlo, bajé la varita y me acerqué.

—¿Está bien?

—Solo fue un crucio —jadeó, sujetando su cabeza.

Rosier comenzó a moverse en el suelo para reincorporar, pero Lucius reaccionó antes.

—¡Cru-

El maleficio no llegó a impactar contra el cuerpo del rubio, puesto que se volvió una ráfaga negra que buscó la primera ventana para salir de ella.

Busqué a Lucius de inmediato.

—Lucius, ¿estás bien? —cuestioné, buscando heridas por su cuerpo o rostro.

Él alzó la mirada y por un solo segundo, tomé en cuenta lo que acababa de decir.

—Lo siento. ¿Qué sucedió señor Malfoy?

Aunque se encontraba débil, no me lo demostró. Me acerqué y coloqué una de sus manos en su abdomen, sentí lo duro que era su cuerpo, la otra mano la deposité en su hombro.

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora