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Luego de ese grandioso día, volví a la mansión muy feliz. Había vendido más de diez cuadros y las personas reconocían el valor de mis obras. Esto no podía ir mejor.
El que Lucius y Draco se tomaran el tiempo para verme, fue, simplemente, lo mejor del día.
Hacían tres días de estos sucesos, puesto que ahora era martes. En los últimos días, Lucius estuvo algo callado y encerrado en su oficina. Sabía bien lo que hacía, buscaba opciones para enfrentar, lo que, al parecer, estaba llegando.
Me tenía nerviosa el encuentro con Rosier. Sus palabras, las amenazas. Si él quería que Lucius vuelva, eso sería muy duro de enfrentar y eso, eso lo tenía mal al rubio.
A mí me tenía nerviosa muchas cosas. Se acercaba la audiencia de mi hermano y debía presentarme como testigo y como heredera de la fortuna Greengass. Hace muchos días no podía ver a Astoria o Zeria. Aquello también me tenía mal.
Sentía la soledad, pero no me dolía tanto. Menos ahora, que tenía a Esmeralda cada tarde comigo.
Ahora nos encontrábamos en su mansión, Pansy y Draco jugaban en el mismo jardín donde ella y yo tomábamos té.
-Draco está muy grande.
-Es muy pequeño aún -dije, observándolo- pero a sus cuatro años es demasiado despierto e inteligente -el pequeño rubio jugaba con un charlo de nieve retida, ambos, saltaban en él.
Cuando volví la vista a Esme, ella me observaba con una sonrisa dulce- se ve leguas lo mucho que lo quieres. Tomé la taza de té, negando lentamente- siempre he querido a todos mis niños.
Interesada, Esme preguntó más- ¿trabajaste mucho con familia de la alta sociedad?
-La mayoría.
-Sabes, una vez oí sobre ti -declaró, dejando la taza de té- estaba buscando una niñera para mi Pansy y muchos me recomendaron tu nombre.
Alcé las cejas sorprendidas- supongo que es bueno. ¿Y por qué no me llamaste? ¿Acaso conseguiste a otra?
Sonrió-no. . . Solo que decidí dejar mi trabajo y concentrarme en Pansy.
Asentí comprensiva, antes de mirar a la niña. Ella tenía el cabello negro, medianamente largo. No eran los cabellos de su madre, puesto que Esme tenía el cabello rubio oscuro. Y ojos negros. Pansy tenía su tono de piel, su nariz y el mismo temperamento.
-Draco es muy unido a ti -formuló- ¿no crees que podría confundirte con su madre?
-Intento que eso no pase.
-No es algo que esté mal, Sasskia -aseguró, mirándome a los ojos- haces el papel de madre en su vida. No puedes culparte si él lo llega a pensar.
