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1992

Miraba atentamente, cómo mi hermano hablaba y digo, miraba, sí, porque ni siquiera lo estaba escuchando.

Hace meses no lo veía, y ahora llegaba a mi casa, con un vestido y una sonrisa triunfal.

—¡Sasskia! —me gritó, y ya vi la vena titilando en su frente, estaba muy enojado, demasiado— ¿escuchaste todo lo que dije?

—No —admití, sonriendo.

Volteó sus ojos azules y acomodó su traje, era de un tono azul, que combinaba con sus ojos, sus cabellos castaños estaban peinados perfectamente, mi hermano era perfecto, digno de su apellido.

—Sasskia, mírame —acaté sus órdenes— necesito que cumplas tu rol por una vez, la familia Greengass se mantuvo siempre con la imagen que creó nuestro padre, y ahora tú debes hacerlo.

Suspiré, aunque me gustaba vestirme bonito e ir a cenas y fiestas, mi hermano solo veía a buscarme porque era el funeral del viejo al que llamamos padre o bueno, a que él llamaba padre.

Porque, y cómo le gustaba que lo llamaran; el señor Nott, me echó de casa cuándo tenía quince años, solo por no querer cumplir con lo que deseaba; casarme con Daniel Pussey.

Ahora que había muerto; debía volver a ser una "Greengass", y debía cumplir con lo que mi hermano decía.

—Es el funeral de nuestro padre, Sasskia, tienes qué estar, además, dos de tus clientes estarán allí.

Alcé ambas cejas— dejé de cuidar el hijo de los Pussey hace dos años y dejé de trabajar para los Casanovas hace unos meses. Ahí no hay clientes míos.

—¡Pero habrá nuevos!

—Adam, ¡por favor!, ¡odias mi trabajo!

—Ser niñera no es digno de una Greengass —alegó, y me tiró el vestido negro— vístete, ahora y péinate.

Suspirando me levanté de la cama y me dirigí al baño.

El vestido era negro, con escote, y hasta las rodillas, peiné mis cabellos en una coleta, y solo dejé caer rubor en mis mejillas pálidas, más no hice.

Me miré al espejo y me vi, ojos azules, cabellos castaños, piel pálida, pecas por todo mi rostro, esta era yo; Sasskia Greengass, hija menor y única del matrimonio Greengass; ambos fallecidos.

Tenía veintidós, trabajo y casa propia, no podía quejarme de mi vida.

Me quejaba del idiota de mi hermano.

—¡Preciosa! —gritó, cuándo salí del baño.

—Agradezco tu falso cumplido.

Para la siguiente hora, estaba en el dichoso lugar, el funeral era demasiado elegante, velado a cajón abierto y con demasiadas personas

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Para la siguiente hora, estaba en el dichoso lugar, el funeral era demasiado elegante, velado a cajón abierto y con demasiadas personas.

Me escabullí entre todos hasta llegar a la mesa salada, dónde me atraganté con frituras, hasta que mi hermano apareció y me hizo tragar muy rápido.

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora