32%

4.6K 575 37
                                    


>>>>


Hace más de una semana que habían pasado los acontecimientos que, aún, dolían un poco.

No puedo expresar lo mucho que me gustó aquel gesto de Lucius conmigo, aquella manera de cuidarme, esa mirada en sus ojos.

No estaba con el señor Malfoy.

Tenía al auténtico Lucius frente a mí, un hombre con un corazón que nadie puede conocer y al que suelen ver con frío y serio.

El mismo Lucius que me enredó en sus brazos aguantando mis lágrimas.

Pero había otra persona, un pelinegro, que al enterarse de lo sucedido, me buscó y me escribió cartas.

Sentía la sensación creciente en el pecho, pero no sabía quién la producía.

Hoy era viernes, y junto con Draco, observaba los cuadros que llevaría a la muestra de arte en un parque algo lejos de aquí.

Era mañana y estaba emocionada, hace mucho no lo hacía.

—¿Y ese?

Llevé mis ojos al cuadro que Draco me señalaba.

—Ese cuadro lo pinté cuando llegué aquí —le expliqué, tomándolo por los hombros— son tus ojos —y en parte no le mentía, aquellos ojos eran los de su padre.

—¡Es bonito!

—Lo es.

—¿Y ese?

—Ese. . . Es un bosque, con distintos tonos de verde.

—¿Por qué lo hiciste?

—Quise hacer algo con el color de mis ojos.

Draco tomó mi rostro entre sus manitas y me miró de cerca.

—¿Tienes ojos verdes?

Asentí riendo— a veces cambian de tono, son muy verdes fuertes.

—¿Puede cambiar de color?

—Puede, sí.

Él sonrió y aplaudió mientras corría a ver los demás cuadros. Draco era muy inteligente y quería probar lo de la escuela para niños pequeños mágica, algo para que se forme de alguna manera antes de ir a Hogwarts.

—¿Vamos a almorzar, Draco?

Tomé su manita y fuimos hacia la mesa que estaba ubicada en la cocina, otro comedor lo usábamos solo cuando Lucius quería.

Le serví a Draco y Meraki se sentó a su lado en otra mesa, el felino comía con nosotros a veces.

—¿Podemos darle comida?, ¿puede comer a mi lado?

—Solo porque esta mañana te has portado muy bien.

Dejándolos almorzando a los dos, me volví hacia la sala para acomodar los cuadros.

Pero me sorprendió ver a Lucius viéndolos. Iba con su traje negro, el maletín y sus cabellos perfectos en una coleta baja.

—Señor Malfoy —hablé, logrando que se diera vuelta para mirarme— creí que estaba en el ministerio.

Metió una de sus manos en uno de los bolsillos de su pantalón antes de hablar.
—tengo noticias —por el tono de su voz, esperé que no fueran buenas— pero, antes —se volvió y miró las pinturas— ¿son tus obras?

Asentí— mañana tengo una muestra, hay un lugar libre en una de las muestras que hacen en el parque Hyde Park.

Lucius sonrió, e hizo que mis palabras se trabasen.

—Yo— Alguien me obsequió el puesto allí.

—¿Estoy invitado?

—Es solo una muestra, ya sabe, el parque estará abierto al público, quien quiera ir es bienvenido.

Subí mi mano, nerviosa a mi cuello, tomando el colgante de mi collar.

Lucius fue borrando su sonrisa, pero las comisuras de sus labios se levantaron levemente.

—Me alegra que estés. . . Cumpliendo lo que deseas, Sasskia.

Sonreí y asentí— gracias, Señor Malfoy.

Él suspiró y dejó de lado el maletín junto con el saco del traje. Su camisa era ceñida al cuerpo, aquella que siempre usaba y la que me dejaba sin respiro.

—¿Tiene noticias? —inquirí, intentando desviar la mirada de su cuerpo.

—La audiencia de tu hermano fue pactada para el 17 de febrero de este mismo año.

Pasé saliva y asentí, no estaba sorprendida, era cuestión de tiempo para que el ministerio tome medidas legales y comience el juicio contra Adam.

—¿Debo presentarme, verdad?

Fijó sus ojos en los míos antes de responderme— me temo que sí. Tienes que estar allí para hacerte responsable de la herencia, los derechos de esta quedarán solo a tu nombre, el de Zeira y Astoria.

—¿Dividirán el dinero?

Asintió.

Mordí la parte de mi mejilla interior e intenté cambiar de tema.

—¿Quiere almorzar? Draco lo está haciendo.

Dándole la espalda, caminé lejos de él, hacia la cocina.

Mi relación con él seguía siendo profesional, no quería que lo que había pasado, cambiara la relación estrecha que debía haber entre empleador y empleada.

Pero no podía evitar sentir calor y falta de aire cuando se acercaba, o la sensación de sentirme segura a su lado.

Todo estaba en mi contra.

Él se sentó a almorzar conmigo, Meraki y Draco.

La cena fue en silencio, salvo por la voz de Draco que no dejaba de hablarle a Meraki.

Nerezza no había vuelto a hablarme, tampoco las chicas. Intenté visitar a Zeira y a Astoria, pero ninguna quiere verme.

Es un dolor constante.

Pero quien si había estado conmigo y con quien salí de compras, es Esmeralda Parkinson.
Nunca creí que podía encontrar una amiga en ella, pero lo hice.

—Taskia hizo un cuadro con mis ojos —soltó Draco de la absoluta nada.

Miré a Lucius por inercia.

Él alzó ambas cejas y miró a su hijo.
—¿Del color de tus ojos?

—¡Sí! Soy su. . .

—Musa —completé, sabiendo que no se acordaría.

Para tener cuatro años, era muy hablador, demasiado.

—¡Musa!

Lucius asintió, dándole una sonrisa dulce al niño.

—Taskia.

—¿Sí?

—¿Puedes pintar a mi padre?



NOTA:

Capítulo sorpresa<3 

Pd: estoy creando una nueva historia con un personaje de Teen Wolf, quien creen que sea?

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora