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POV LUCIUS MALFOY

Los días en la mansión Malfoy se habían vuelto demasiado largos para losdos habitantes de la casa. Y aunque había risas, no todas eran acompañadas con el mismo fulgor de antes.

El niño miraba fijamente el papel amarillento enfrente de su rostro, apoyaba los codos sobre el escritorio, los bajaba y nervioso, hacía movimientos, buscando desviar la mirada del papel.

Y su padre detrás de él, de brazos cruzados, lo observaba con ojos cansados. Comenzando a pensar que debía mandar a su hijo a descansar de los deberes, de divertirse y jugar unos momentos.

—Draco, deja eso. Ve a descansar un poco.

—Gracias papá —respondió, bajando del escritorio con una tímida sonrisa.

—Ve al jardín si quieres.

Lucius se encaminó a observar la ventana de su despacho, intentando ignorar el hecho de que su hijo no se había movido y haría la misma pregunta que hacía cuando todo estaba en calma.

—¿Cuándo vendrá Taskia a visitarnos?

El rubio mayor trago, sintiendo ese gusto agrio del recordar el dolor en su pecho que a veces persistía.

Nada estaba olvidado, ni sanado, pero no podía luchar por algo que parecía ya haber terminado.

—Ya veremos, hijo.

—Está bien —respondió. Entonces, con la misma alegría que siempre poseía, se acercó y abrazó las piernas de su padre— ¿Puedo jugar con la escoba en el jardín?

—Trata de no lastimarte y lleva a Emuná contigo. Esa lechuza hace ruidos cuando la dejas mucho tiempo sola.

Asintió y recibiendo una última caricia de su padre en sus cabellos, se marchó de la habitación.

Lucius volvió a tomar aire, desabotonó los primeros botones de su camisa gris, intentando deshacerse del calor que su cuerpo comenzaba a tener.

El clima afuera era bonito. El alba de la tarde se escondía entre los últimos árboles que se hacían pequeños en la lejanía. Era uno de esos días en los que la nieve ya casi no se dejaba ver. Pero Lucius ni siquiera se percató de ello, sus ojos estaban allí, pero sus pensamientos en algo muy diferente.

Debía volver al trabajo y el que Draco tuviese que quedarse con otra persona que no fuera Sasskia, le revolvía el estómago. No por el hecho de que Draco no aceptaría a otra niñera, sino porque eso significaría el término de todo lo que había sucedido en tan poco tiempo.

El tiempo fue corto e injusto.

La echaba mucho de menos, como no aceptarlo.

Caminó, con una mano en su bolsillo, hacia la pequeña biblioteca en su despacho. Entonces sus dedos se cerarron en el lomo de cierto libro.

“La Divina Comedia”

La voz de ella se formó como ecos en su mente.

—En la versión mágica, Dante se lleva a su amada consigo, aferrándose a algo que ya no está. Pero entonces, ¿cuál es el mensaje que nos deja?, ¿aferrarnos al pasado y no permitirnos vivir el presente?

¿Y si ahora ese tal Dante ya no desea aferrarse al pasado? ¿Y si se ha permitido vivir el presente?

Pero el objeto de su amor. . . ¿Dónde está?

Volvió a dejar el libro en su lugar y como si el destino quisiera hacerle recordar, allí también estaba el disco de vinilo que sonó aquella noche.

“Did You Know That There’s A Tunnel Under Ocean Blvd”

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora