2: Jungkook

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Miré a Molzeg con una expresión de descontento mientras me preparaba para dirigirme al puerto espacial. La Vidente me había puesto en este loco camino para vincularme con un compañero extranjero. Para empezar, ni siquiera quería una pareja, no con los innumerables dolores de cabeza con los que mi gente estaba haciendo malabares. ¿Pero extranjero?

Se veía tan extraño en las imágenes que me había enviado el agente. Había visto humanos antes, pero nunca les presté demasiada atención. Ahora, me emparejaría con una sub hembra sin escamas, con la piel del color de las nubes y el pelaje de la cabeza del color de las hojas torcidas. ¿Cómo se suponía que iba a excitarme con eso?. Namjoon había declarado que era un doncel suave y delicado, pero me advirtió que no me engañara por su apariencia débil, supuestamente poseía una gran fuerza interna. El tiempo lo diría muy pronto.

La Vidente sostuvo mi mirada, una sonrisa burlona extendió sus labios escamosos. Según ella, si apoyaba a mi compañero humano, alejaría las dificultades que amenazaban con destruir nuestro futuro. La previsión de Molzeg siempre era precisa. A pesar de las dudas que me retorcían las entrañas, una parte de mí se regocijó con este rayo de esperanza. Y, sin embargo, ¿cómo podría un humano blando realizar tal hazaña? ¿Poseía algún tipo de magia ritual para convocar a los rebaños que adelgazaban?

Esas preguntas interminables me atormentaron durante el largo viaje al puerto espacial en la parte trasera de mi mraka. Este lugar nunca dejaba de abrumar mis sentidos. Aunque usamos tecnología en nuestro pueblo, la cantidad que se exhibía aquí se sentía excesiva. Mi cabeza giraba desde todas las pantallas gigantes con imágenes llamativas, varias luces compitiendo cada una por la atención de los clientes para atraerlos hacia esta tienda o este servicio, sin mencionar todas las voces y la música superpuestas. No tenía sentido para mí por qué los extraterrestres disfrutaban de tal sobrecarga sensorial.

No obstante, mi gente se estaba quedando atrás. Necesitábamos ponernos al día, al menos hasta cierto punto. Pero no podíamos pagarlo.

No, a menos que vendamos parte de nuestras tierras.

Apreté los dientes y silencié el gruñido que quería salir de mi garganta. Las tácticas del Conglomerado se habían vuelto cada vez más agresivas últimamente. El Consejo de Nativos se había reunido varias veces en las últimas semanas para responder a las crecientes solicitudes de nuevos desarrollos en nuestro mundo natal. Si bien personalmente los habríamos rechazado a todos, no podríamos negar a las otras especies nativas que comparten este planeta con nosotros el derecho a explorar nuevas oportunidades. Una parte de mí deseaba que todos esos extraterrestres hubieran seguido volando más allá de nuestro planeta. En lugar de luchar por mantener nuestro estilo de vida, estaríamos disfrutando de la paz que nuestros antepasados habían luchado tan duro por recuperar.

Como siempre, el puerto espacial estaba lleno de actividad, varios comerciantes y turistas pasaban apresuradamente a mi lado mientras se dirigían hacia cualquier negocio que los llamara. La pantalla indicaba que el vuelo de Meterion había aterrizado hace más de media hora.

Maldije interiormente.

Llegó temprano. No había querido que mi futuro compañero se quedara allí de brazos cruzados, sintiéndose abandonado. Mientras me acercaba a la sala de espera cerca de las llegadas, mi mirada se centró en el Agente Temern Namjoon y en la brizna de un doncel parado a su lado.

Me tragué la ola de decepción que se apoderó de mí cuando aproveché la oportunidad de que no me había notado todavía para estudiar su apariencia. Era incluso más pequeño y de aspecto más frágil de lo que esperaba. Una ramita probablemente sería más resistente que esta sub-hembra.

Sus rasgos no hicieron nada por mí. Tenía pequeños ojos marrones enmarcando una nariz pequeña que parecía como si alguien se la hubiera pellizcado y luego trató de sacársela de la cara antes de darse por vencida. Sus labios tenían una forma interesante y parecían bastante acolchados y afelpados. Sus orejas se destacaban a cada lado de su rostro, su forma redonda les daba una apariencia extraño mientras piezas de joyería colgaban de los lóbulos de las orejas. El pelaje de su cabeza brillaba bajo las luces brillantes de la sala de espera.

A.P (1-8) pt.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora