Jungkook era mucho más alto y grande de lo que había pensado. También era mucho más atractivo en persona de lo que su imagen holográfica había insinuado. Nunca pensé que un tipo con piel rosada, escamas rosadas y pelo rojo pudiera parecer tan varonil y viril. Sí... había sido estrecha de miras por mi parte. Mantener mis ojos para mí estaba resultando todo un reto.
Como era de esperar, mi flamante marido se pavoneaba completamente desnudo. Es cierto que las escamas cubrían parcialmente su desnudez, pero no ocultaban nada de las formas y curvas musculosas de su cuerpo. Por suerte, tal y como había indicado mi investigación, los Thalans poseían un velo: unas aletas de cadera cubiertas de escamas que se enrollaban alrededor de la pelvis para formar una especie de falda romana corta que ocultaba sus partes íntimas y las grietas del culo. Cuando se abrían, las aletas podían colgar libremente a los lados de sus muslos o aplanarse contra sus cuerpos en un patrón casi sin costuras.
Hermosas escamas de color rosa y blanco opalino, que formaban un exquisito pero muy discreto patrón ondulante, cubrían el velo de Jungkook. Aunque de apariencia humano, sus manos y pies estaban palmeados. Gracias a mis lecturas, había averiguado que de ambos juegos de uñas podían salir garras viciosas, y que los huesos de sus talones y tobillos -el astrágalo y el calcáneo- cambiaban de posición cuando formaba su "cola" para nadar. Me moría de ganas de presenciarlo.
—He venido a buscarte en una lanzadera. No sabía cuántas cosas ibas a llevar o si te daban miedo las alturas. Si no, habría traído una raya de agua —dijo Jungkook con esa voz gutural tan tentadora que tiene.
Tenía un acento muy sutil cuando hablaba Universal que no podía definir del todo y no encontraba ningún otro con el que compararlo. No obstante, resultaba bastante agradable, sobre todo para mí, que soy una enamorada de las voces graves.
No hice ningún esfuerzo por ocultar mi cara de tristeza. —Ha sido muy considerado por tu parte, pero también desafortunado. No me dan miedo las alturas, y no te voy a mentir que tengo muchas ganas de montar en una de esas criaturas —dije tímidamente. —He estado leyendo mucho sobre tu mundo... al menos todo lo que ha llegado a mis manos. Parece bastante fascinante. Estoy muy emocionado ante la perspectiva de experimentarlo todo.
—Tus palabras no han caído en saco roto, Yoongi. Pronto me suplicarás un indulto —dijo Jungkook con una sonrisa traviesa. —Este mundo es inmenso, y nuestro mundo submarino aún más.
—Haz lo que quieras —desafié con una sonrisa propia. —Lo más probable es que sea yo quien te agote primero.
Se rió y sus ojos, muy pálidos, brillaron de alegría. —Desafío aceptado, compañero mío —dijo en tono amistoso.
Me encantaba el sonido de su risa; profunda, retumbante y con ese mismo carraspeo sexy que cuando hablaba. Lo hacía muy atractivo. Por muy extraños que me resultaran algunos de sus rasgos, tenía que admitir que mi marido era un hombre bastante guapo.
Teniendo en cuenta que una de las disposiciones del contrato de la Agencia de Emparejamiento Prime exigía que los recién casados consumaran su matrimonio en la primera noche, esto era una buena noticia para mí. Seguiría siendo súper incómodo acostarme con alguien que acababa de conocer, pero a menos que se convirtiera en un completo bicho raro, podía verme excitada por él.
¿Pero se excitará conmigo?
Y esa era la gran pregunta. La forma en que me había examinado cuando entré por primera vez en aquél sala presurizada no había pasado desapercibida. Por desgracia, había hecho un trabajo demasiado bueno ocultando sus pensamientos. ¿Estaba decepcionado por mi aspecto físico? A juzgar por el beso que nos dimos en la boda, me dio la impresión de que le habría gustado mucho más besar a un robot sexual que a mí.