Entré en una de las salas de reuniones privadas del puerto espacial, sintiendo un vértigo indescriptible. Una alta pared de cristal dividía la sala relativamente pequeña en el centro, manteniendo a los visitantes en un espacio presurizado adecuado para ellos. Dentro, el rostro familiar de Kayog Voln me sonrió.
Era la segunda vez que lo veía. El humanoide con forma de pájaro y habilidades empáticas tenía algo de noble y casi majestuoso. Parecía un ave del paraíso con alas granates, plumas de plumón doradas sobre el pecho y una cola larga, blanca y esponjosa que se arrastraba tras él. Tenía un pequeño pico y unos ojos plateados que hablaban de una sabiduría infinita.
—Saludos, Maestro Voln —dije mientras me acercaba al banco frente a la pequeña mesa apoyada contra la pared de cristal.
—Saludos, Jungkook —dijo Kayog, tomando también asiento en el banco de su lado de la pared. —Es un placer volver a verte después de lo que debo decir ha sido una larga y difícil búsqueda.
—¿Soy tan antipático? —pregunté burlonamente.
Se rió y negó con la cabeza. —Sabes que no es así —respondió juguetonamente.
Lo sabía. Encontrar novios compatibles para nosotros en Triton siempre había sido un reto, no sólo porque era un mundo acuático, sino porque la mayoría de las especies compatibles que forman parte de la Organización de Planetas Unidos no sobrevivirían en nuestra atmósfera. Lamentablemente, con las bajas tasas de natalidad de los Sikarian, que desgraciadamente se inclinaban hacia un exceso de machos, muchos de nosotros luchábamos por encontrar una pareja. Por lo tanto, estaba más que emocionado de que los Temern finalmente hubieran encontrado una para mí.
—Sin embargo, tengo un poco de curiosidad por saber por qué has solicitado una nueva reunión, aunque no me importa verte —enmendé.
Sonrió, sin ofenderse lo más mínimo. —En circunstancias normales, tienes razón. Como ya he realizado tu evaluación psíquica, me habría limitado a enviarte su perfil y una conversación por vidcom entre nosotros habría bastado para finalizar el acuerdo.
—Lo que significa que estas circunstancias son anormales —dije con una pizca de preocupación.
—En efecto, lo son —concedió Kayog. —En primer lugar, debes saber que, aunque ha consentido la unión y se ha comprometido a que funcione, Yoongi no buscaba pareja. Sus problemas de salud la obligan a abandonar la Tierra o a morir. Todas las pruebas indican que Triton es el entorno ideal para que se recupere y prospere.
—Eso parece un acuerdo perfecto —dije, aún confundido en cuanto al tema.
—Si buscaba pareja o no, no debería importar ya que, al final, estamos destinados a ser felices ya que somos una pareja perfecta.
Para mi sorpresa, Kayog se estremeció y me dirigió una mirada de disculpa.
—En este caso, lamentablemente no puedo jurar que sea así. Creo que son una pareja perfecta. Desgraciadamente, cuando conocí a Yoongi en la Tierra, estaba de vuelta en el mundo real y con gran angustia física y mental. Eso afectó a mi capacidad para evaluar adecuadamente su personalidad.
—¿En el mundo real? —pregunté, más desconcertado que nunca.
—Yoongi es un Thalan que está despertando. Sin embargo, las malas decisiones de su madre mientras estaba embarazada de él han alterado mucho el sistema de Yoongi —explicó Kayog. —Su mutación se ha detenido. Pero como sus pulmones -entre otras cosas- ya se han transformado parcialmente, su mundo lo está envenenando con sus altos niveles de oxígeno.
