𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑰 "𝙻𝚊 𝚊𝚙𝚞𝚎𝚜𝚝𝚊".

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Ochoa puso sobre la mesa de noche su teléfono, bastante feliz en realidad, después de leer todos los comentarios a partir del penal que paró de Lewandowski. Suspiró como no lo había hecho desde que comenzó el mundial, fue un suspiro tan profundo y largo que, si no hubiera sido por esa increíble parada de penal, cualquier persona pensaría que estaba triste, y, ¿lo estaba?.

El arquero mexicano tenía los ojos cerrados, hundido en sí mismo recostado en la cama matrimonial (que usaba solo) del hotel donde se estaban quedando él y su equipo, hasta que el ruido de la puerta lo sacó de ese excelente momento que pasaba su cama y él. Con pesar se levantó hasta encontrar sus tibias manos hasta la puerta para abrirla. Al hacerlo, encontró ahí afuera a uno de sus compañeros, y sobre todo, una de las personas importantes en su vida, siendo Guardado quién miraba expectante al arquero.

¿Por qué no has bajado? -El jugador mexicano habló por fin- te estamos esperando, vamos a ir a comer, dicen que hay platillos muy ricos aquí en Qatar -Andrés río dejando ver su dentadura, para su amigo, el portero de cabello bastante definido.- ay, ya, andale, porque se nos hace tarde, te espero acá en el elevador. -habló mientras caminaba por el pasillo hacia donde se hallaba el medio por el cuál bajarían hasta el lobby-.

No le dio tiempo ni de poner una excusa al portero, porque ya estaba bastante lejos como para gritarsela, que vergüenza. Así que no le quedó más remedio que ingresar a la habitación únicamente por su celular y su cartera, para después salir y cerrar la puerta.

Al llegar al elevador y pulsar el botón que los llevaría con sus demás compañeros, el arquero al fin se decidió a compartir algunas palabras con su amigo, nada extravagante.

Si paré ese penal como un chingón -habló entre una pequeña risa que no pudo contener hasta que de volvió en una carcajada- no mames, que bueno soy -posó sus manos en su cintura completamente orgulloso, y claro, con justa razón-.

Andrés río junto a su amigo, ambos eran alfas, pero a pesar de su exigente casta, incluso hasta podían haber sido amantes sin problema alguno. -Pues a ver si te dura la sonrisa con el siguiente partido wey, aunque yo creo que sí.- Andrés miró al expresión aún sonriente de Ochoa.

-¿Jugaremos contra Argentina, no? -ochoa miró de igual manera a su amigo-. Claro que lo haré. -Habló bastante tranquilo-.

Andrés alzó una ceja -ya que "Fransua" está tan confiado, hagamos una apuesta- Guardado acercó su mano hacia el alfa de mayor altura-. Si ganamos este partido, sin ningún gol en contra... regresando a México me compras una orden de tacos -río más alto aún que anteriormente al imaginarse la grandiosa escena, y los tacos.

Hecho -Ochoa tomó la mano de Guardado pero este interrumpió- Pero si por el contrario, te meten, o bueno, nos meten un gol, un solo gol... te consigues una pinche cita, ya estoy harto de verte así de solo wey.

La sonrisa de Ochoa se extinguió de inmediato y trató de soltar la mano de Guardado pero este apretó con saña. -No wey, eso no se vale, además, quién te dijo que necesito a alguien, no no, sueltame-.

Andrés volvió a tomar la palabra-Wey, ¿viste tu cara allá arriba?, desde que terminaste tu relación estás como -Andrés agachó su cuerpo imitando una voz graciosa- todo deprimido, todo callado, -volvió a su postura- búscate a alguien que te celebre las paradas de goles con otras paradas -Guardado volvió a reír- así que ya tenemos una gran apuesta. Entrenale bien, memito.

No wey, no se vale y no lo voy a hacer porque no tienes razón -excusaba Ochoa, pero sí la tenía. Sus compañeros para bien o mal tenían a alguien que los "complementara" y sobre todo los apoyara en sus logros y fallos, en cambio, el mexicano se hallaba soltero, claro que tenía una ex pareja pero no por eso iba a llamarla diciéndole como "oye sé que nos separamos pero qué crees...".

-En serio, no lo haré, y ya sueltame- se abalanzó contra el alfa contrario forcejeando en un tono de juego para soltarse, tanto que no se percataron que las puertas del elevador ya se habían abierto y que todos sus compañeros observaban como el arquero estaba casi encima del jugador, el cual, se hallaba con su espalda pegada en una de la pared del elevador, y aún tenían sus manos agarradas.

He... -interrumpió Lozano- ... pues... si quieren... -el jugador ni siquiera sabías qué decir al observar la escena. -Los... ¿qué hacen? -terminó por preguntar, esperando una respuesta clara.

Ochoa se alejó de su amigo y por fin sus manos se soltaron, miraron al omega que esperaba una explicación de lo que estaba pasando. Guardado solo se limitó a reír mientras salía del elevador y Ochoa salía detrás de él. -Es que Andrés no me soltaba- habló al fin el arquero con Lozano- y tuve que recurrir a la violencia.

Hmm... si... claro... -respondió el omega aguantando su risa.- Bueno bueno, lo que sea que hayan estado haciendo... no me importa, tengo tanta hambre que si se hubieran tardado un poco más, subo por ustedes dos y me los traigo arrastrando. -Negó con la cabeza bastante molesto, Lozano quién, para ser de una casta considerada como inferior, daba más miedo que cualquier alfa enojado.

Al final, todos se montaron en camionetas que los transportarían seguros hasta su destino para gustar de la gastronomía de Qatar.

Pero el arquero estaba ensimismado. Pensando profundamente en lo que si amigo le había dicho... ¿necesitaba a alguien?.

Algo que Guillermo no sabía es que pronto esa duda sería resulta, al día siguiente en el momento en el que conocería a Messi. Su próximo omega.

● 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐓𝐈 ● [𝙼𝚎𝚌𝚑𝚘𝚊 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora