𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝑰𝑽 "𝚐𝚘𝚕 𝚍𝚎 𝙰𝚛𝚐𝚎𝚗𝚝𝚒𝚗𝚊".

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El día del partido llegó. Los animos de ambos equipos estaban a la par. Ambos saboreaban la victoria.

Es todo o nada... -se repetía una y otra vez el jugador Argentino en su mente- todo o nada...- justo cuando se hallaban listos para poder entrar a la cancha, divisó a lo lejos un conjunto rojo que combinaba perfecto con el cabello castaño y rizado de un par de guantes. Era Guillermo. Messi no pudo evitar sonreír, agachando su mirada, era más fácil ocultarla que evitarla. Se veía tan bien.

Pero su felicidad se esfumó al mismo tiempo que su sonrisa al mirar que no venía solo. Estaba siendo acompañado por el mismo omega con el que se hallaba 2 días antes cuando los vió saliendo de ese día de entrenamiento. Le hirvió la sangre. Recordó como el alfa mantenía en la pared al omega, seguramente estaban hablando sobre a cantidad de cachorros que tendrían o cosas así, pensó el jugador 10 de argentina.

Lo cierto es que hablaban sobre él, y como este con su olor a caramelo le había robado el aliento al arquero de la selección mexicana.

Messi evitó de ahora en adelante la mirada del alfa del equipo contrario. Por el otro lado, el mencionado trataba de buscarla, sin encontrarla con éxito. Así que solo suspiró concentrándose.

Pronto salieron a la cancha.

Ochoa se hallaba en su lado de la portería mirando cada jugada que hacía su equipo. Esperaba de igual manera cuando se acercaba el conjunto Argentino para entrar en acción como arquero. Hasta el momento había estado todo bien. Hasta ese momento.

Ocha preparó su pose. Estaba listo. Nada podría arruinar ese momento, era el gran Memo Ochoa.

Un "gooooooool" lo devolvió a la realidad. El jugador 10 de argentina había anotado el primer gol para su equipo. Se hizo un silencio por lo menos en la mente del alfa. Miró a su equipo, todos acariciaban su cabello, otros, bajaban la mirada. Miró al estadio, los Mexicanos habían dejado de cantar "cielito lindo", se habían sentado. Pero después miró al perpetuador del gol. Lionel. No pensó nada, no dijo nada, simplemente lo miró.

Messi devolvió la mirada acercándose a paso lento después del gran festejo que había dado por ese gol que dio. Llegó hasta la posición del alfa y con su respiración acelerada, solamente extendió su mano. El contrario la tomó. -Lo hiciste bien- habló el guardameta Mexicano, mirando fijamente el color de ojos del contrario, quién sintió como una electricidad recorrió todo su cuerpo, incluso con más intensidad que la que sintió al anotar el gol que los llevaría a la sima. Asintió sin poder decir algo más y se alejó.

El partido culminó, 2-0 favor de Argentina. Los jugadores del equipo Mexicano estaban a la expectativa, no solo debían tragarse el gran regaño de su director técnico aunque fuera su culpa, sino también debían de esperar los reclamos del pueblo Mexicano.

Ochoa caminaba en silencio, hasta llegar a los vestidores. Lozano aprovechó la oportunidad de ver a Ochoa solo para acercarse. -¿Es en serio?...- su voz sonaba algo quebrada, al igual que sus ojos cristalinos- ...te dejaste meter ese gol, ¿verdad?...- habló bajo el omega.- Ochoa sólo pudo sentir como si le cayera un balde de agua fría sobre la cara. Se quedó en silencio algunos segundos, mirando fijamente a Hirving. -¿Qué dices?... cómo es que puedes creer que hice algo así.- Por fin respondió, estaba molesto.

Tú dime. Hace 2 días no dejabas de suspirar por él, no me sorprendería que dentro del elevador hayan hablando de como obtener un gol, dime, ¿cómo te convenció?- algunas lágrimas de Lozano escaparon de sus pequeños ojos para dar un paseo hasta las mejillas del mismo, rápidamente, tan rápido que solo alguien que estuviera cerca de él pudiera observarlo.

Ochoa estaba vuelto una furia, pero no debía desquitarla con su amigo aunque lo mereciera. -Te equivocas, ¿me conoces tan poco?, ¿crees que yo quería fallar?, ¿que quería fallarme a mi?, ¿a México?, ¿a ti?...- sus ojos se volvieron más profundos, la tensión entre ambos se estaba volviendo notoria para sus compañeros quienes dudaban en acercarse o no.

Hirving suspiró bajando su mirada y asintió. -Lo siento... tienes razón, no sé en qué estaba pensando- aceptó por fin su error. No le dejó tiempo al guardameta de responder porque Lozano ya de había ido de la cercanía con el alfa. Ochoa suspiró pegando su brazo a la pared y en este, su frente. Cerró los ojos. Su poca paz en si mismo acabó al oír la voz del director técnico y unos aplausos pausados y fuertes.

Viste... viste lo que has hecho, Memito... -Ochoa rodó sus ojos. Quizá no podría desquitar su furia de alfa con el omega, pero sí con el director del equipo.- Ahora Argentina está en la sima... decime, ¿eso qué significa?, que tenés que ganar el próximo partido -sonrió cruzando sus brazos mirando específicamente al guardameta Mexicano.- ¿Y por qué solo parece que hablas con él?- interrumpió guardado.- Todos salimos a esa cancha bajo tu mando... ¿también nos debes explicaciones, no?.- La paciencia de Guardado se estaba acabando.

Yo no te debo nada -rió el técnico de México- pero ustedes le deben algo a su país... arreglenlo. -Se dio la vuelta y antes de que cualquiera de ahí pudiera aprovechar que estaba distraído para golpearlo, se esfumó.- este hijo de... Memo, ¿a dónde vas?- cuestionó Álvarez al portero.- A dónde sea que no esté nada sobre ningún puto balón.- Respondió y salió de esa locura de lugar-.

Messi, que hiciste... -Lionel se hallaba en los vestidores de su equipo el cuál festejaba, tallando su rostro. Recordó perfectamente la sensación que tuvo al acercarse a la portería. Primero estaba la emoción por jugar, su pasión, en segunda instancia se hallaban sus deseos de continuar en el mundial. En tercera estaba aquel portero de cabello perfecto. Su mundo en ese momento se paralizó un poco, dudó en fallar... pero inmediatamente recordó la escena de ese alfa que le robó el sueño, con su compañero de equipo y todo se esfumó. Había anotado ese gol.

Ahora que había obtenido la victoria contra México, el jugador Argentino estaba en una mezcla de emociones. ¿Y si hablaba con él?, pero con qué fin, sería solo una excusa para verlo...

No quiso unirse a la celebración, al contrario, fue casi obligado a ello. Si la victoria hubiera sido contra otro equipo, el omega sería el primero en festejar, pero dadas las circunstancias, estaba confundido.

Ya en su habitación, y sobre su cama se quedó pensando. Pensó en que estaba siendo un estúpido. No podía estar sintiendo eso por alguien que acababa de ver, pero dado que su estrategia de vida era esa, era casi imposible que no sucediera así... pero algo debía de hacer, ya no iba a pesar más en ese arquero. Lo evitaría, no lo vería, no le hablaría. No le importaba, o al menos, de eso se trataba de convencer.

Ochoa caminaba junto a Guardado quién lo había acompañado a comprar algunas cosas en una pequeña tienda cerca de ahí.

Oye... te acuerdas de la apuesta que hicimos...- interrumpió abruptamente el silencio el jugador.

Ochoa alzó una ceja- no creerás que lo voy a hacer, ni lo pienses Andrés.

Andrés detuvo al alfa posándose frente a él -no wey, tú me hiciste una apuesta, me diste la mano. -Frunció el ceño.

Andrés, yo... mira, quizás tengas razón, ¿si?, pero justo ahora estamos jugando un mundial... tenemos que pensar en el próximo partido.-Esquivó a su amigo y siguió su trayecto-.

Ay, no seas pinche aburrido Memo, diviértete, sal, que tal que aquí está el amor de tu vida.-Andrés río caminando nuevamente junto a su compañero, cuando este se detuvo en seco.

Giró su cuerpo tomando de los hombros a Andrés y lo miró.- No, espérate Guillermo, está bien que estés solo pero yo no soy para ti- habló serio el alfa de menor estatura al verse en esa situación, cosa que hizo que Ochoa sonriera.

¿Quieres que consiga al amor de mi vida?, bien, ya lo hice. Se llama Lionel Messi. -Expresó Guillermo, para posteriormente caminar tranquilo dejando atrás a su sorprendido amigo, Andrés.

● 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐓𝐈 ● [𝙼𝚎𝚌𝚑𝚘𝚊 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora