𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗𝐕 "𝚖𝚊𝚕".

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La mañana del día siguiente hizo que Guillermo se despertara. En el momento en el que abrió pesadamente sus ojos, su cabeza cobró la factura que este le debía del día anterior pues, no solo experimentaba el dolor consecuente de todas sus lágrimas sino también por todo el alcohol que había ingerido.

Se quejó apretando su cabeza que parecía que iba a estallar. Necesitaba una pastilla o moriría ahí mismo del dolor.

En su mente aún estaban los recuerdos del día anterior, desde las palabras de Lio hasta su última búsqueda que él le dió a la situación. Soltó un suspiro profundo y pesado que llenó sus pulmones de un aire frío y algo doloroso.

El día siguiente viajarían, bueno, a las 3 de la mañana, de regreso a México por lo que supuso que todos sus compañeros ya estaban haciendo sus maletas.

Guillermo tomó su teléfono para mandar un mensaje. Abrió el contacto de su amigo Lozano y escribió.

"¿Puedes venir?".

Enviado.

Lio sólo había podido pegar sus ojos para dormir por 3 horas pues, incluso en sus sueños podía observar la situación que había vivido en su día, esto hacia que se despertara y no pudiera volver a dormir.

Una vez ya listo yendo hacia su entrenamiento, desganado, entró. Llegó más temprano que todos, no quería estar un momento más en la habitación con olor a café recién hecho del alfa mexicano.

Para su sorpresa ahí se hallaba Dibu, entrenando un poco antes que todos sus compañeros. Se le veía comprometido.

Hey, Lio, qué tal, buenos días. -Caminó el más alto, cuya casta resultaba de un alfa, hacía su gran compañero-. Te ves pésimo, tenés unas ojeras horribles y perece que no dormiste nada- pero su sonrisa se desvaneció al ver que Lio asintió, serio.

Eso es porque no dormí nada.

No me digas... te ves terrible Lio, ¿que pasa?, ayer estabas feliz y hoy tenés un cara que... perdoname pero te ves muy mal, andá, contame que pasa -Dibu se preocupó aún más al ver el rostro dolido de su amigo quién obedeció y comenzó a contarle.

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Lio, no, ¿por que no me habías contado todo esto?, pude haberte ayudado con ese Tata, podés estar con él, Scaloni no es ese tipo de persona, andá, ve con él -Dibu pareció entender toda la situación por la que estaba pasando Messi, pero este negó.

No quiero arriesgarme... en realidad quería esperar a terminar el mundial y buscarlo -y es que ese era el plan a seguir de Lio, ¿eso estaría bien,no?.

Que decís, hombre, tenés solo una oportunidad antes de que de vayan si es que aún no lo hacen. No creo que él quiera verte después, tenés que ir ya Lio -Aunque las palabras de Dibu atravesaban cómo una daga el pecho del omega, este sabía que él tenía razón. Si quería recuperar a su alfa, debía hacerlo ya.

Andá, ve, yo te cubro... es temprano, ve antes de que llegue Scaloni y su Scaloneta. -Dibu ofreció al omega una sonrisa amplia y sincera. Messi no pudo evitar soltar una también al imaginarse tan cerca de su victoria.

Sin decir algo más o esperar más, trotó hasta llegar a la salida del lugar para ir en busca de Guillermo, pero una vez su pie derecho pasó la puerta, este fue regresado repentinamente por la presencia de Scaloni quien, venía llegando.

¿A dónde vas, Lio?, entrá, tenemos que entrenar. -Y sin objeciones, se dejó guiar por su director de hacia dentro nuevamente.

Ahora tendría que esperar el final de su entrenamiento para poder ir en busca de Guillermo.

Pará Lio, ¿qué hacés?, no, ven acá -Scaloni talló sus ojos con una mano en su cintura pues estaba molesto con Messi. Este estaba muy disperso, fallaba constantemente y su energía estaba por debajo.

¿Que pasa?, tenés unas ojeras horribles, no estás jugando bien, estás distraído y no corrés... ve por un café para despertar, ve, ve- pero al imaginarse el olor del café que haría que sus sentidos estuvieran al borde, en vez de lograr despertar a su jugador, Scaloni sólo logró que este se apagara más.

Messi sólo quería ser despertado por un café, y ese era el olor de Guillermo. Se cansó de la situación.

No. No iré por ningún café... ¿querés saber por qué estoy disperso?- su voz era firme, pero baja. Un nudo en su garganta se formó pero era más el coraje que ahora estaba sintiendo, incluso se podía observar en su olor.

Tú y ese... hombre me arruinaron. Tú tenés la culpa de que yo esté así hoy, y los siguientes días, así que acostumbrate porque este es el Lionel Messi que dejaste... cuando hiciste que me alejara de Guillermo. De mi alfa.

Los ojos del omega eran desafiantes, su confesión había dejado boquiabierto a Scaloni. Pero Messi no esperó una respuesta. Salió del lugar sin escuchar las objeciones de sus compañeros. De paul por su parte, podía olerse lo que estaba sucediendo, algo muy malo.

Messi subió corriendo hasta la habitación de Guillermo. Giró una vez en el pasillo con una ligera sonrisa, su pulso era acelerado, esa vez arreglarían de una vez por todas lo que había pasado y sería feliz. Ya no le interesaba si su carrera de venía para abajo, era peor estar sin Ochoa.

Pero su corazón se rompió. Al llegar al pasillo de la habitación de Ochoa se detuvo en seco. Su respiración se pausó y su rostro quedó estupefacto.

Ochoa estaba abrazando a alguien fuera de su habitación. Ese alguien resultó ser el omega que en un principio le había sacado su parte más celosa y posesiva de su alfa. Lozano.

¿Con que tenés tu consuelo?- pensó Lio, inmediatamente se fue, ya no quería ver más esa escena. ¿Y si todo lo que vivió entonces solo era un juego?. Sintió que había sido utilizado, otra vez.

Salió de ahí por dónde vino con aún más rapidez.

Algo que Messi no sabía era que Lozano consolaba a su crudo amigo de su cruda realidad, Hirving resultaba fungir como un hermano para Ochoa, y sin importar a quien le agradara o no, este siempre estaría para el más alto.

Ten, te traje la pastilla que me pediste -una vez ya en la habitación del alfa, Lozano aventó la caja de pastillas sobre la cama de Ochoa, dónde él se hallaba acostado aún. Derrotado.

Gracias Hirving... en realidad te llamé porque no quiero estar solo-habló mientras su compañero se sentaba frente al sofá de su cama.

Te pasaste, Francisco Guillermo. Ayer Andrés casi me mata por tu pinche culpa, te fuiste a hacer tu desmadre, hasta Edson te vio en ese estado tan... deplorable -Hirving regañó a su compañero como quería hacerlo desde la noche anterior. Ochoa no se quejó por eso, su compañero omega tenía el derecho de hacerlo, además tampoco tenía ganas de pelear. Aún se sentía triste.

Pero entonces Lozano suspiró. -Así no es divertido, si no te quejas y no peleamos no es gracioso. Olvídalo-.

Ochoa sólo tomó 2 pastillas para aliviar su dolor en silencio. Aún quería saber qué pastillas habría para poder aliviar el dolor emocional que estaba sintiendo, se decepcionó al saber que eso no existía.

Bueno, prepárate porque hoy vamos a salir a dar un tour por Qatar entre todos. Y no quiero cosas como "ni quiri ir" porque sí vas a ir. -Amenazó Lozano a su compañero quien asintió sin quejas.

Agh, que molesto, si no te quejas no es divertido -volvió a decir el omega.-

Ochoa lo miró. Soltó una risa suave negando. Al menos lo tenía a él, a su "hermano", cosa que lo hizo sentir un toque de esperanza de que estaría bien dentro de lo que cabe, si Lozano estaba con él, apoyándolo.

● 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐓𝐈 ● [𝙼𝚎𝚌𝚑𝚘𝚊 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora