𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐈𝐈 "𝚌𝚎𝚛𝚌𝚊𝚗𝚒𝚊".

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¿En serio hiciste eso?, ¿le diste chocolates? -preguntó el muy sorprendido de Lozano a su compañero y portero de su equipo- así es. Lo hice. -Respondió con mucho orgullo el alfa, siendo que esta vez Lozano no se rió de él, al contrario, se asombró al ver lo aferrado que se hallaba el más alto de ese jugador. -Ojalá así te hubieras aferrado a parar goles, pero no- aprovechó la oportunidad para arruinar el momento el más bajo y la tomó, al burlarse de su amigo. Pero el contrario se hallaba bastante feliz como para molestarse, al contrario, se rió junto a él. Ambos caminaban juntos para dirigirse a entrenar, iban haciéndose algunas bromas o comentarios que sólo eran chistes locales entendibles entre ellos, hasta que...

Guillermo... qué tal. -Y e ahí aquel hombre. El próximo dueño de mis quincenas, pensó el alfa Mexicano al ver a Lionel que ya se acercaba a ambos. Los tres hombres se detuvieron para saludarse. - Hola, es un placer conocerte, Lio, realmente te admiro mucho. -Comenzó la charla el omega, Lozano, quién extendió la mano hacia Messi para estrecharla con una sincera admiración. Messi la tomó, en realidad en ese momento no le importaba si el alfa que le había llevado los chocolates tenía algo con ese omega o no, la naturalidad de sus palabras lo hicieron empatizar.

Bueno, yo me voy a adelantar Memo, nos vemos allá dentro para practicar- Hirving caminó alejándose de ambos no sin antes y al estar en la espalda de Messi, se giró para dedicarle un guiño mal hecho al alfa, el cuál al verlo, desvió sus ojos negando y riendo levemente. -¿Te gustaron los chocolates que te regalé ayer?- entonces Ochoa entró al juego, ya no iba a permitir que sus compañeros se burlaran de él por su mal trabajo como alfa cortejando a un omega, les iba a demostrar que le hacia un favor a su casta dominante.

Me hicieron daño -mencionó Messi.

¿En serio?- y boom, se esfumó ese alfa dominante de la situación. Estaba avergonzado hasta que escucho al que sería su omega echarse a reír. -Claro que no. Estuvieron deliciosos. Gracias.- Terminó por agradecer el Argentino devolviéndo al Mexicano al juego.- Por un segundo me asustaste, pensé que realmente te habían hecho daño, me alegra saber que te gustaron... creo que te habrían gustado más si yo hubiera estado ahí para compartirlos- sonrió apresurado acercándose ligeramente hacia el omega acortando la cercanía entre ambos. Las feromonas del alfa se hicieron presente, Lio ahora estaba metido en un gran problema, su omega interior estaba implorando que saltaran esa aburrida parte y que simplemente lo besara, deseaba, no, anhelaba sentir la cercanía de un cuerpo como el del alfa con el suyo. -Creo que... hubiera sido mejor...- el Argentino no rompió la cercanía que el alfa estaba formando, al contrario, sus ojos pasaron de los contrarios hacia los labios del más alto. El deseo lo estaba consumiendo, no aguantaría más. -¿Te parece bien si... paso por ti y vamos a degustar algo dulce?- Ochoa dio otro paso más hacía Messi, quedando solo a una distancia de la cuál cualquiera que los viera, sabría que no estaban hablando de una manera típica. Por fin el alfa pasó su mano sobre el rostro del omega de una forma tan suave como si estuviera tomando una bola de cristal delicadísima, y una vez con el campo ganado, se dispuso a hacer lo que deseaba desde que lo miró por primera vez, besarlo.

Pero antes de que pudiera hacerlo, fueron interrumpidos por el director técnico de Mexico, el tata. -Y vos que haces ahí parado Guille, andá, que tenemos que entrenar- desde esa perspectiva del tata no se podía observar la cercanía entre ambos. Ochoa lo maldijo mil veces en su mente de maneras ni siquiera él sabía que conocía. Se alejó con pesar el omega que tenía enfrente a su disposición, esperando a que este dijera algo.

Andá... tenés que ir, y yo también tengo que irme.- Messi bajó la mirada yendo hacia el lado contrario de donde se hallaba el técnico del conjunto Mexicano. Ochoa sólo suspiró para no abalanzarse contra el señor adulto mayor y terminar con todo. Simplemente le pasó de largo.

El pulso de Messi iba incluso más rápido que en uno de sus partidos más demandantes. Anduvo hasta llegar a un espacio en el que estaba solo y sonrió. Se ofendió a sí mismo por sentir esa cantidad de emoción y de feromonas que estaba expulsando. Estaba tan feliz que por un momento olvidó que su camino era hacia el área contraria así que regresó.

● 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐓𝐈 ● [𝙼𝚎𝚌𝚑𝚘𝚊 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora