𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐗𝐈𝐈 "𝚊𝚛𝚛𝚎𝚙𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘".

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Guillermo espérate... oye... te estoy hablando -exclamaba un Lozano alterado detrás de su amigo.-

Este obedeció. Se detuvo en seco. Su respiración era acelerada, su pecho subía y bajaba como una locomotora que viajaba a su máximo poder. Las lágrimas en su rostro se confundían con el sudor que tenía después de salir corriendo detrás del omega, del que sería su omega. El mismo que ahora mismo le había roto el corazón, las ilusiones y todo lo que habían construido... aunque Guillermo ahora pensaba que todo era mentira.

... ¿Qué hice mal?... esto pudimos haberlo resuelto juntos... ¿acaso eso era lo que realmente quería?, ¿deshacerse de mi?... -el dolor en la voz de su amigo hizo que Hirving se estremeciera. Sus ojos se llenaron de lagrimas nuevamente al ver el estado de su amigo.

Guillermo... mírame, porfavor...- y este tomó suavemente el rostro del más alto, el mismo rostro que había visto feliz esa mañana, ahora estaba deshecho.-

No creo que haya sido nada de eso... quizá entró en pánico. Tranquilo. Dejemos que las cosas se calmen, y volvamos a buscarlo. Yo te ayudaré. -Limpió algunas de sus lágrimas el más bajo.-

Ochoa negó. -No puedo arrastrarte más en esto...- sin poder decir algo más dado la opresión que sentía en su pecho, se marchó de ahí, dejando a un Lozano preocupado y algo lloroso.

Ochoa llegó hasta el baño. Para su suerte este estaba solo. Recargó sus manos sobre el lavabo, agachó su mirada, no quería ver al patetico alfa que tenía en frente. Sus sollozos eran claros al igual que su dolor. Su corazón estaba acelerado, sentía que todo su rostro ardía. No tenía las palabras suficientes para expresar lo que estaba sintiendo en ese momento. Ni siquiera las lágrimas eran lo suficientemente buenas para hacerlo.

Con mucho valor levantó su rostro. -Ahora lo sé... él jamás quiso estar conmigo... yo lo obligué, solo fue una tonta ilusión...-. Dio un ultimo suspiro antes de decir...

Adiós, Lio. -Y cerró sus llorosos ojos.-

Messi logró después de mucho esfuerzo regular su respiración. Sus ojos se sentían frescos después de haber permanecido humedos durante todo el gran trayecto que corrió saliendo de ahí. Poco a poco su corazón fue calmando sus pulsaciones pero no su dolor.

Lo había arruinado.

El miedo de perder todo por lo que ha luchado lo invadió pues, su carrera para llegar a ese punto fue extremadamente complicada. Dada su casta era común que fuera humillado, y tratado como un simple ser que podría ofrecer hijos a cualquier alfa que quisiera tomarlo, además de algunas "propuestas" para alcanzar la sima de su carrera. No quería volver a eso o que nada de ello valiera la pena.

A pesar de que sus ojos ya no lograban trabajar y ahora se hallaban en una extensa sequía, tenía un sentimiento que jamás había tenido antes. Dolor.

Miró a su al rededor. Su mente estaba bloqueada, solamente podía limitarse a respirar y a tratar de calmarse. Nuevamente estaba entrando en pánico, en un genuino ataque de pánico. Parecía y sentía como si fuera a morir.

Y es que realmente lo sentía, ahora que estaba lejos del olor que lo abrazó una noche antes se sintió desprotegido, solo, preocupado. Estaba descuidado, sentía que cualquier cosa o persona podría hacerle daño. Se sentía pequeño nuevamente.

Su mente pareció darle una descarga de realidad pues, recordó lo que dijo. "No quiero verte otra vez". Le había dicho no quiero verte otra vez a Ochoa. Su pecho se estrujó. Poco a poco y con su espalda recargada en la pared, bajó en cuclillas hasta que tocó el suelo. Sus ojos nuevamente se llenaron de líquido que pronto jugó una carrera para ver quién llegaba más rápido y terminaban en los labios semiabiertos del omega.

Ahí estaba. Había arruinado aquello que lo había vuelto a hacer sonreír. Le rompió el corazon a Ochoa y con ello, el suyo mismo.


La noche cayó en Qatar. Hirving junto a Guardado estaban buscando exhaustivamente a Guillermo. Este no respondía, no podían encontrarlo en ningún lado, ni mucho menos a Lio, el omega que lo había destrozado con esas simples palabras.

Te juro que en cuanto lo vea, ese maldit- pero entonces Lozano interrumpió a Andrés-.

Oye... si a ti te dijeran que te van a sacar de lo que amas y trabajas, ¿no harías lo mismo?-Lozano por su parte entendía a ambos. Era omega, sabía que el hecho de serlo complicaba realizar un deporte como ese. Por otra parte, entendía aún más a su amigo, lo habían deshecho.

Andrés solo suspiró guardando todo lo que quería decir para el omega Argentino.

Además de que querían saber cómo estaba su compañero alfa, debían avisarle que en 1 día estaba programado el vuelo de regreso a México. Aunque eso no urgía, pero seria un pretexto para hablarle y estar con él. No querían dejarlo sólo.

Vamos a buscar nuevamente a su cuarto, seguramente está ahí pero no nos quiere abrir... -Andrés asintió ante la propuesta de Hirving y ambos corrieron hasta llegar.

Guillermo... si estás ahí... nosotros... -Andrés miró a Lozano, esperando su apoyo-.

Este entendió. -Guillermo... memito... porfavor... entendemos por lo que estás pasando y justamente por eso queremos estar contigo. Eres como nuestro hermano y no vamos a abandonarte... porfavor... permítenos estar contigo... -La voz de Hirving fue bajando gradualmente al igual que sus lágrimas. La situación de su amigo, de su "hermano" le llegaba en su punto más débil.

Ambos sonrieron cálidamente al ver que este ya había abierto la puerta. Entraron sin decir una palabra con Ochoa.

"Ya se los dije, no quiero ir. Vayan ustedes."

Después de mandar aquel mensaje a sus compañeros quienes lo invitaban a festejar la victoria del día, Lio apagó su celular.

Recobró la postura que tenía. Ahí estaba el gran Lionel Messi recostado sobre su cama. Encima de todas las cobijas de esta que, a pesar de que tenía frío, no quería cobijarse con ellas, no le darían el mismo calor que el alfa le dio la noche anterior al dormir a su lado... en sus brazos...

Lamentablemente para la situación su habitación aún olía a él. Café recién hecho. Lio estaba hecho un desastre, sus ojos estaban bastante hinchados, sin decir que mantenían un color rojo que por todo el trabajo que realizaron durante todo el día, fue haciéndose más intenso. Su cabeza parecía que iba a explotarle, le dolía intensamente, su cuerpo estaba frío, pero sus mejillas permanecían tibias como si solo ellas estuvieran en el mismísimo verano disfrutando directamente del sol.

Estaba en una posición en la cuál sus piernas estaban bastante cerca de su cuerpo, de su estómago. Parecía un cachorro indefenso tratando de protegerse a sí mismo en el frío de una banqueta.

En su mente solamente estaba la culpa, sin dejar de lado al alfa, Ochoa.

Sentía que jamás se iba a perdonar lo que hizo, a pesar de que tenía una justificación bastante real para hacerlo, aunque... ¿sería esa la correcta?...

Por un momento se arrepintió de haberle dado la oportunidad a Guillermo. Él sabía que eso podría terminar así y aún así se lo permitió, se permitió a él mismo dejar que él entrara de lleno a su vida, a su cama y a su corazón...

Pero volvió a llorar. A pesar de todo, lo que vivió con Guillermo, a pesar de parecer poco, al recordarlo... le devolvió un poco de calidez a su triste sentir... había sido hermoso.

Pero todo eso ya no estaba, y no estaría más. Cerró sus ojos llenos de lágrimas que escaparon rápidamente por la repentina acción.

Apegó el saco que abrazaba del alfa sobre su pecho con más fuerza.

Todo estaba arruinado.

● 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐓𝐈 ● [𝙼𝚎𝚌𝚑𝚘𝚊 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora