𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐗 "𝚙𝚘𝚜𝚝𝚛𝚎".

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En cuanto Messi llegó hasta la puerta de su habitación, volvió a encontrarse con una sorpresa. Fuera de esta se hallaba un gran ramo de rosas rojas, bastante cuidadas y lindas por cierto. Automáticamente volvió a sonreir.

Las tomó de inmediato respirando el olor que estas le tenían como parte del regalo, pero ningún olor se comparaba al de alfa con el que cenaría esa noche. Estaba emocionado. Una vez ya adentro, colocó las flores sobre el sofá de su habitación, admirándolas una vez más.

Entre la curiosidad de sus ojos ante las flores, divisó una nota. Emocionado y con rapidez la tomó leyéndola. Sintió que su corazón saltó al mismo tiempo que su nerviosismo después de terminar de leer a detalle cada palabra. Estaba sorprendido.

El guardameta Mexicano caminaba de un lado a otro bastante nervioso. Vestía su mejor traje, el de las ocasiones especiales, siendo la última ocasión especial una entrevista. Volvió a mirarse al espejo por enésima vez. Corroboró que todo estuviera en orden, pues al fin tendría la oportunidad de demostrarle al omega que él era capaz de hacerlo feliz.

Se sonrió ante el espejo antes de salir de su habitación, listo. Dentro del hotel también se hallaban servicios de comida y restaurantes incluidos como parte del hospedaje. Ochoa había realizado una reservación a pesar de no ser necesaria, argumentando que necesitaba una mesa "escondida". No es que le diera vergüenza que lo vieran con uno de los mejores jugadores de futbol del mundo, solo no quería llamar la atención y meter en problemas a Lio.

Una vez afuera de su habitación, decidió darle una ultima llamada a su amigo Lozano, quién lo había dejado con una gran duda. -Hirving, estoy a punto de ir a verlo, necesito que me digas qué es lo que dice la nota que dejaste-.

¿Otra vez tú?, tú solamente ve y goza, ¿acaso no confías en mí?. -Respondió con cierta indignación el omega-.

No, no lo hago, te conozco, por algo eres "chucky". -Dijo confiado Ochoa. Lozano llevó una de sus manos a su pecho indignado. Pero tenía razón.

Mira, ya casi son las nueve, no creo que sea correcto que un alfa de tu clase llegue tarde a la primera cita que al fin logró conseguir. Adiós. -Y entonces Lozano colgó. Tenía razón, así que Ochoa se apuró.

Oh, que puntual has sido -sonrió el omega Argentino al abrir la puerta y deleitar sus ojos con la imagen que tenía en frente. Se fascinó, y se pudo notar en su mirada.

No quería llegar tarde para verte. Te ves increíble, te ves guapísimo, Lio. -Respondió el alfa admirando al traje con olor a caramelo que tenía frente a sus grandes ojos. Suspiró para que nuevamente sus pulmones se llenaran con esa fragancia dulce que tanto le gustaba.

Por su parte Lionel estaba hecho un desastre. Todo su cuerpo temblaba, pues tenía muchas dudas, dudas que de inmediato se olvidaban al percibir que estaba enfrente de Guillermo, y de toda su imponencia como alfa, de su pecho perfectamente acomodado para que este hundiera el rostro en el cada mañana, para pasar a ser cobijados tiernamente con los ajustados y justos brazos que seguramente lo mantendrían seguros todo el tiempo. Era excelente plan.

Después de intercambiar algunas miradas coquetas y de aspirar el olor contrario, llegaron hasta el restaurante del hotel. Al llegar a la mesa, ambos tomaron el asiento contrario frente al otro, para seguir admirando bajo la tenue luz del lugar, el aspecto del otro.

¿Sabes tú qué platillo es cada uno?, es que no los conozco -mencionó Lio junto a un pequeña risa, para su acompañante de mayor estatura.-

Pues... deberíamos de probar el que tenga el nombre menos raro, ¿no?- contestó Ochoa. Ambos rieron.

Dale, que voy a pedir... esto. Si, esto parece que es una buena idea, ¿y vos? -terminó por decidirse Messi para regresar la vista hacia el maravilloso alfa que tenía frente a él -.

● 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐓𝐈 ● [𝙼𝚎𝚌𝚑𝚘𝚊 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora