𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝑿𝑰𝑽 "𝚙𝚎𝚛𝚍𝚒𝚍𝚊".

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La vista de Guillermo era borrosa, bastante. Además de que su postura terminaba por hacerlo recargarse y chocar en todas las cosas y paredes que se le atravesaban. Pero incluso con todo eso, logró entrar al elevador, este se hallaba solo.

El número de piso donde se hallaba la habitación de Lio no lo había olvidado, al contrario, estaba presente en su nublada mente. Iría hasta ahí, tocaría su puerta y entonces Lio le diría que todo fue mentira para zafarse de su director técnico, sí, eso pasaría. Pensó. Entonces el elevador comenzó a subir los pisos del gigantesco hotel.

Lio despertó poco a poco. Sus ojos estaban agotados al igual que su vista; se había quedado dormido en medio de su cama, con la misma pose y aún sosteniendo el saco con el olor del alfa. Giró con dificultad su cuerpo, eran las 2 am.

Lentamente se sentó en su cama pero en sus manos aún de podía hallar el saco ajeno del más alto. No iba a soltarlo. Se quedó así por algunos segundos, una vez ya completamente despierto, también despertó su dolor, y con ello todos los recuerdos de lo que había pasado, pero esta vez no lloró, no porque no quisiera... ya ni siquiera tenía aliento de poder hacerlo.

Después de analizarlo se levantó de su fría cama. Él aún seguía con bastante frío, pero sintió no merecer ningún calor después de lo que hizo.

Giró su rostro a la cama. Esta estaba sola. Volvió a culparse y a lamentarse. Ochoa no estaba ahí... y pudo haberlo estado... pero él, Lio, había arruinado esa oportunidad, su oportunidad de ser feliz y disfrutar sus triunfos con Guillermo. Con su alfa.

Regresó lentamente hacia donde de dirigía, caminó hasta su baño, lento, calmado... entró en el.

Su pensamiento terminaba siempre en lo mismo: ya no volvería a estar con él. Ya no volvería a sentir su calor, su olor, sus besos. Lo había perdido, para siempre.

Ahora Lio se hallaba dentro de la tina, el agua no era ni caliente ni fría, incluso ni siquiera creía sentirla, solo había decidio tomar una ducha ya que no lo había hecho en todo el día. Hundió con tranquilidad todo su cuerpo incluyendo su rostro en el agua, permaneció así por unos segundos y después salió. Volvió a repetir la acción.

Pero mientras Lio solo podía escuchar el ruido del agua en sus oídos, afuera ya se hallaba tocando la puerta de su habitación el alfa al que había roto hace algunas horas. Ochoa.

Lio.. Lio... ¿por qué hiciste esto?... ¿nada importó?, ¿yo no importo?-la voz de Guillermo resultaba la típica que solo alguien con su estado de alcoholismo podría tener.

Entonces, el alfa de un metro ochenta y cinco recargó sus manos en la puerta del omega, y obre estas, su frente. Comenzó a sollozar en silencio, pero poco a poco este sonido fue haciéndose más intenso.

Me... dejaste, ¿por qué?, esto no... -ni siquiera sabía qué decir Ochoa, él solamente quería que Lio saliera a abrazarlo.

Pero eso no pasaría.

¿Cómo pudiste?...

¡¿Cómo que se te perdió?!, no Hirving, no mames, te dije que no lo dejaras solo, carajo. -Andrés pasó sus manos hasta su cabeza mirando en varias direcciones.

No me hables así, tenía ganas de ir al baño además, pensé que estaba dormido, la culpa ni siquiera es mía -habló alterado y acelerado Lozano pues había estado corriendo buscando a Ochoa.

Edson sólo los miraba a ambos.

¡¿Entonces de quién es la pinche culpa de esto?! -Andrés aumentó su tono de voz-.

¡De Lionel, de él es la culpa¡. Esto no hubiera sucedo si él no hubiera hecho lo que hizo con Guillermo. -Y entonces Lozano alzó más la suya. Andrés se quedó estupefacto. Hirving tenía razón.

¿Qué hacen ahí parados?, tenemos que encontrar a Memo. Ya, luego se gritan sus verdades, vengan. -Y sin más, Edson comenzó a caminar hacia el hotel.-

¿A dónde vas? -cuestionó Lozano-.

Pues a la habitación de Lionel, seguramente estará ahí, ¿no?, digo, yo en su situación lo haría. -Giró nuevamente alzando sus hombros sarcásticamente. Siguió caminando.-

Lozano y Guardado voltearon a verse, de esas típicas miradas como si se dijeran; "si cierto, que pendejo". Simplemente siguieron a Edson.

¿No me vas a contestar?... he... ¿me vas a dejar aquí? -Ochoa estaba desesperado frente a la puerta de Lio, caminaba frenéticamente alejándose y acercándose a esta, aún esperanzado. Ese sería su último intento de recuperar a su omega.

Pero la puerta jamás se abrió... o no antes de que sus 3 compañeros llegaran hasta él.

Guillermo -y entonces Edson tomó al alfa, él también era uno, no le resultó difícil usar su fuerza para detener su frenética actitud.

Ochoa se quejó tratando de zafarse, estaba llorando a grito abierto, incluso parecía que había despertado o alertado a los demás habitantes de los cuartos restantes.

Lozano sólo veía alejado de sus compañeros como ahora entre ambos estaban sosteniéndolo hasta que se calmó. Bajó su mirada, ya no quería volver a llorar por ello, aunque le resultó imposible pues ya lo estaba haciendo.

Tranquilo... ya está... estamos aquí Guillermo... tranquilo... -Andrés abrazaba a su amigo y este poco a poco fue quedándose quieto.

Vamos a llevarlo. Ochoa, ven.-Y entonces ambos comenzaron a moverlo para este caminara fuera de ahí.

Lio... Lio porfav... porfavor...- miró la puerta aún cerrada delante de él.- Si quieres regresar... ¡buscame!-y entonces dio un último vistazo antes de que los 4 mexicanos salieran de ahí.


Las manos de Lio temblaban, sus ojos estaban trabajando frenéticamente por milésima vez en el día llorando. Su respiración era acelerada y su pulso igual estaba trabajando arduamente.

Había escuchado las palabras de Ochoa. Salió de la tina rápidamente con una toalla cubriendo su cuerpo que escurría de agua.

Pegó sus manos a la puerta, se mantuvo ahí, escuchándolo todo, en todo momento... moría por abrir.

Moría por abrir ante cada palabra que Ochoa decía, quería decirle que él no tenía razón, que él le importaba más que a su propia vida y que se había dado cuenta tarde que le importaba incluso más que lo que le importaba su carrera, pero no tuvo el valor...

Decidió abrir la puerta al escuchar lo último que dijo el alfa: "si quieres regresar... búscame". Y así lo hizo, abrió la puerta esperanzado a verlo aún ahí y correr hasta sus brazos, pero...

Ya no había ningún rastro de él más que su olor...

Se quedó algunos segundos parado fuera de la habitación, buscándolo entre sus nublados ojos por las lágrimas, sin éxito. Soltó un suspiro que se sintió más pesado que los otros, y regresó a su habitación con muchísimo pesar.

Guillermo se había ido.

● 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐓𝐈 ● [𝙼𝚎𝚌𝚑𝚘𝚊 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora