Narra Vanesa:
- Joder, Vanesa. Es tardísimo -murmuró Mónica nada más cerrarse las puertas del ascensor-
Miré la hora en mi móvil, sólo pasaban cinco minutos de las nueve de la mañana. Arqueé una ceja mientras dejaba caer mi peso contra la pared del elevador. Ella tenía la vista fija en los pisos que íbamos subiendo.
- Sabes que podríamos haber llegado realmente tarde. -mascullé, molesta- Y yo estaría de buen humor... -dije por lo bajo, sólo para mí-
Mónica clavó sus ojos en los míos, su amplia sonrisa me indicaba que me había escuchado. Lentamente, comenzó a acercarse más a mí, alterando mi torrente sanguíneo y, con él, mis pulsaciones.
Puso ambos brazos a cada lado de mi cabeza, acorralándome, y pegó su nariz a la mía, rozando levemente nuestros labios.
Cerré los ojos y tragué duro, sabía que estaba jugando conmigo por lo que había oído, pero era inevitable la reacción de mi anatomía a su cercanía. Mis pezones se sentían duros debajo de la camisa, mi boca seca y mi piel erizada.Cuando la boca de Mónica había comenzado a delinear mi mandíbula, el ascensor sonó y las puertas se abrieron en nuestro piso. Suspiré en cuanto se alejó, sin tener claro si lo que sentía era alivio o más frustración.
Ambas bajamos en silencio dispuestas a ir a directamente a nuestra oficina, pero la voz de Johana sonó desde la derecha, obligándonos a retroceder.
- Vane, Moni, buen día. -saludó cortésmente mientras nos acercábamos-
Sus ojos se clavaron en mí y pude ver como sus pupilas me escanearon de arriba abajo sin ningún decoro.
- Wow, Vane. Qué linda estás
Mónica se aclaró la garganta detrás de mí y una sonrisa ladina torneó mis labios. Estaba celosa.
- Gracias, Johana. Tu también estás muy bien -dije con una sonrisa coqueta-
Mónica se acercó y fingió quitarme una pelusa de la chaqueta. La miré fijamente mientras lo hacía, divertida.
- Te dije que te quedaría bien, cariño. Tenemos casi el mismo talle, ¿no crees, Johana?
Primero, la expresión de Johana fue de desconcierto total, luego el estupor abandonó sus ojos y éstos se clavaron con furia en los de Mónica para, finalmente y aún con sus ojos lanzando chispas, dedicarle una sonrisa forzada.
- Sí, claro... -masculló condescendiente y sus ojos volvieron a los míos- Aunque, en honor a la verdad, vos los lucís como nadie, Vane...
Miré de reojo a Mónica, estaba mordiéndose un lado de la boca. Sabía que estaba enfadada y que esa era su forma de contenerse. Era casi un tic y lo conocía perfectamente porque ya la había visto hacerlo en discusiones conmigo.
Tal vez hasta tienes suerte y se desquita contigo.
Sonreí internamente a mi conciencia y devolví mi atención a Johana.
- Gracias, Johana. ¿Algún mensaje de ayer? -pregunté rápidamente-
- Sí, Vane. Llamó el comisario pidiendo que se acerquen hoy a la Jefatura.Esta vez fui yo la que se mordió los labios mientras Mónica se removía a mi lado, ambas conscientes de que el caso de Natalie seguía siendo un punto de inflexión en el que no coincidíamos.
- Otra cosa -volvió a hablar Johana- El Dr. Francisco quiere una reunión informativa sobre el caso Gronve. Como me pidió que no descuide la organización, me ofrecí para estar también presente y dar una mano en lo que pueda. Después de todo, todas queremos lo mismo, ¿no? -dijo mirando fijamente a Mónica que la observaba con una ceja levantada. Por mi parte, ya no sabía si seguíamos hablando del caso-
- Dudo que puedas ayudarnos a preparar una demanda, pero gracias, Johana. -dijo rápidamente Mónica- Eres siempre muy directa.
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Conflictos de oficina
FanfictionVanesa Martín y Mónica Carrillo son dos abogadas de renombre que van tras un mismo objetivo: el ascenso a socias de uno de los estudios jurídicos más importantes de toda España. Sin embargo, para ello tendrán que aprender a convivir dentro de una m...