| Giyū Tomioka |

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MODO DE NARRACIÓN: Tercera persona.

A tan solo los 22 años de edad terminó firmando su sentencia de muerte, escrita con su propia sangre

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A tan solo los 22 años de edad terminó firmando su sentencia de muerte, escrita con su propia sangre.

¿Cómo había comenzado?
Había pasado tanto tiempo que había comenzado a olvidarlo.

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Adoraba el olor del metal, en especial de aquel que crecía en la cima de las montañas especialmente para absorber la luz solar. Así como también le encantaba trabajar con él, como era costumbre y tradición en la villa donde vivía.

La tan conocida villa de los herreros era su hogar, todos ejercían su labor tan alegremente que le era imposible no contagiarse de su felicidad.
Se encontraba trabajando en su taller, diseñando miles de modelos para katanas para aquellos guerreros de la noche, les agradecía enormemente por protegerlos en su día a día.

Pero sin dudas, su mayor error fué trabajar hasta tarde, sin la protección de la glicinia, y alejándose demasiado de la villa.

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Luego de arduas horas de labor, decidió sacar materiales de su taller y salir de casa. Tan pronto como llegó a un tronco viejo, tomó asiento, teniendo como única fuente de luz a la Luna, la cual se reflejaba en la fina hoja de metal que pulía con emoción.

-¿Fué demasiado filo? Tal vez debería hacer otro diseño━murmuró como si alguien lo escuchara, mirando con especial admiración lo que podría ser el trabajo de du vida.-

Volvió a tararear aquella canción que usaba durante su trabajo, si no mal recordaba, aquel a quien le pertenecería aquella katana era Yorichī Tsugikuni, un nombre que era murmurado con frecuencia tanto dentro de la organización de cazadores como en el exterior, llegando justo a sus oídos, también cayendo sobre sus hombros el peso de ser su herrero personal.

Pero, como le era de costumbre, se hundió en su propio mundo mientras trabajaba.

La nieve comenzó a caer cada vez más fuerte, la tormenta se avecinaba, pero se percató demasiado tarde.

Unos ojos de color ciruela y mirada afilada estaban justo detrás de él, sonriendo maníacamente al ver a un herrero justo al alcanze de sus manos. Extendió sus garras hacia él, casi saboreando su carne que probablemente sería mísera y asquerosa, pero que le serviría como advertencia hacia aquel pelirrojo que tanto odiaba.

Pero no contó con que _______ elevara la katana una vez más para notar alguna otra imperfección, pero lo único que logró ver fué como aquella bestia estaba respirándole en la nuca.

Como si fuera un instinto asesino y/o supervivencia, tomó la katana con fuerza y se dió la vuelta con extrema rapidez, logrando cortar mínimamente parte de la ropa que vestía su contricante.

-Vaya, creí que eras estúpido. Veamos hasta donde llega tu valentía━aquel demonio se dejó ver desde las sombras, pudo reconocer a la perfección aquellas facciones que Yorīchi alguna vez le había descrito.-

Aphrodite | Kny x male! readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora