Capítulo 23

1.5K 142 5
                                    

Lanzo el libro contra el pasto, exasperada, llevo todo el día leyendo la misma maldita pagina con la esquina doblada. Me sé el contenido de esto al derecho al revés, maldigo para mis adentros y llamo a B quien corre tras una mariposa.

Viene conmigo moviendo la cola, tropieza con sus propias patas al llegar conmigo sacándome una sonrisa por su inocente torpeza. Se coloca entre mis piernas y lo acaricio. Exhalo, mis ojos se ponen felinos cuando uso de mi magia. Siento nuestro lazo, pero soy incapaz de hacer uso de la magia transformativa.

—Insisto en que se transformara cuando sea el momento, aun es un cachorro —comentan tras de mí.

Giro la cabeza, Rubí toma asiendo a mi lado dejándose caer con desgane. Trae consigo una canasta con hierbas, champiñones y frutos del bosque. Mira curiosa el libro que lance.

—Desde que llegamos aquí has estado leyendo esto...—el libro se abre en la pagina con la esquina doblada cuando lo toma, guarda silencio de inmediato.

—Solo he marcado las paginas de los rituales y hechizos que necesitan correcciones —miento para que le reste importancia—, por cierto, también marque algunos que tu me enseñaste años atrás...

Su rostro cambia de inmediato por uno de indignación —¿Correcciones? En mis hechizos pff...—toma algo de su canasta y lo come con el ceño fruncido— patrañas.

Niego divertida.

Cuando vamos de camino adentro nos llevamos la grata sorpresa de ver a Lisa y Chant, nos saludamos efusivamente. Nuestra ubicación no era un secreto para nuestras hermanas, especialmente para ellas.

Chant me tendió un bolso, no hacia falta preguntar que contenía porque ya lo tenia muy claro. Era la tercera vez en el mes, cientos de cartas llegaban a manos de Chant o Lisa entregadas por Isaac. Un nudo en la garganta que me obligaba a tragar cada vez que las entregaban, pero me negaba a leerlas.

Soy débil ante quienes amo, una sola de esas cartas, cualquiera de ellas y regresaría. No me cabían dudas de ello.

Tengo que concentrarme en mí, en sanar, en estar en paz para que cuando vuelva, que no tengo dudas que lo hare, ser mas caos de lo que he sido ya. Arrasar con todo.

Phil el encargado de la casa se acerca hacia nosotros —¿Me permite? —le tiendo el bolso para llevarlo a donde siempre. La biblioteca.

Respiro hondo y me dejo caer en un sofá.

—¿Cómo va la magia transformativa? —la pregunta de Lisa me hace suspirar.

—Aun no logro usarla...

—Aun es un cachorro —comenta Chant—, pronto volverá a ser el imponente guardián que siempre ha sido.

Lisa toma mi mano y veo sus ojos brillar.

—¿Ahí sigue no es así? —hablo refiriéndome al lazo y ella asiente mientras acaricia mi mano.

—Ahí esta —no disimula la alegría que le provoca—, aunque débil —agrega y eso me genera una chispa.

Es mi oportunidad.

—Era de esperarse cuando charlaba con Isaac...—se detiene por un momento como si recordara—, él alguna vez... me dijo que la lejanía de un alma gemela era veneno puro.

Siento una punzada en el pecho.

Veneno puro...

Me quedé en silencio unos pocos segundos, silencio que rompí cuando vi la hora —Rubí mira la hora que es...

Ella pego un saltito —Tengo que cambiarme rápido le prometí a Aryan que nos veríamos en el lago que esta a dos pueblos de aquí... —desapareció de nuestra vista en tiempo récord.

Él es mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora