Christal
El día se me hace corto entre quehaceres y pendientes. Había pasado una semana desde que Grayson había partido de la manada, no hubo mucho que decir. Al parecer el no estaba al tanto de lo ocurrido con Derek, y para nosotros era mejor que así se quedara. Sin embargo, la inesperada visita de un miembro del Consejo me hizo poner en duda que tan cierto era que él no sabia nada.
—Luna —Aina me hizo elevar la cabeza del escritorio por primera vez en la mañana—, no ha ocurrido nada inusual aún. La Sra. Larisa justo ahora ha partido a la manada del Norte acompañada de dos guardias del Consejo, al parecer una segunda Luna sustituta ha sido enviada ahí.
Asiento —¿Solo han ido guardias del Consejo?
—No, también han ido miembros de la guardia. Según parece ha habido ataques cerca del Norte así que ella misma me pidió que ordenara que la acompañaran. Me aseguré de enviar a personas de confianza que la mantendrán vigilada —agregó a lo que asentí.
—¿Una segunda Luna sustituta? —golpeteé el escritorio con mis uñas— El Consejo no pierde el tiempo...
—¿Cree que también envíen una al Oeste y Este?
—Afortunadamente el Sur tiene a Asena, ojalá pudiera decir lo mismo de esas manadas. Oí que el Alfa de la manada del Oeste se retirara y el cargo lo tomara uno de sus hijos —suspiré— esperemos que encuentre a su alma gemela pronto o que la sustituta no sea una desquiciada como la que nos tocó a nosotros.
Aina rio —No creo que existan dos como ella...
Nuestras risas cesan cuando tocan la puerta, abren cuando doy la orden y a Aina se le borra la sonrisa cuando ve quien atraviesa esta.
—Buen día —lo miro de arriba abajo discretamente, nunca lo había visto y el que me mire con una sonrisa solo me hace sentir incomoda.
—¿Buen día...?
Miro a Aina con confusión y ella se aclara la garganta antes de presentarlo.
—Él es el Sr. Connor, ex miembro del Consejo.
Este le da dos palmaditas en la cabeza a Aina que solo le hacen una mala cara —Connor Haugen —aclaró este.
Me enderece en la silla ¿Haugen? La última vez que conocí a un miembro de la familia Haugen las cosas salieron muy mal.
—Me retiro —anunció Aina antes de desaparecer.
—¿Entonces, tú eres el remitente de esto? —abrí el cajón y saqué un sobre que habían traído los guardias para mí.
Su sonrisa se ensanchó y tomó asiento frente a mi con desfachatez.
—Así es, mi querida Luna —detallé su rostro y noté el cierto parecido que tenía con Derek.
—Lo lamento, pero la Luna de la manada se ha marchado —él sonríe con la boca cerrada, una sonrisa que no me da buena espina— y no ha podido leer el contenido de este sobre.
Lo coloque sobre el escritorio, asegurándome de que quedara totalmente recto.
—Mis intenciones eran que llegara a las manos de la Luna y veo que así ha sido.
Sonreí de boca cerrada —Permíteme ser grosera —deslicé el sobre en la madera del escritorio con fuerza hasta que cayó bruscamente en su regazo—, no estoy interesada en nada que este relacionado con el Consejo. Retírate o me temo que tendré que echarte.