Capítulo 10

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Una semana después

Derek estaba fuera de la manada, había salido dos días después de que me dieran de alta en el hospital. No habíamos hablado en absoluto, los días en los que pudimos hacerlo no se plantó en la habitación de Rubí donde me encontraba guardando reposo absoluto y para cuando me recupere el ya no estaba. Su actitud me parecía extraña y me era inevitable no relacionarla con Labrisa pero me parecía apresurado sacar conclusiones porque para empezar no había manera en la que ella consiguiera tales hierbas para el té agregando que cuando los vi juntos no había rastro de este.

Hace rato antes de irme a dormir llego Isaac a informarme que Derek había ordenado que me cambiaria de habitación. El gesto había estado bien, darme su habitación fue una idea buena. No quería seguir incomodando a Rubí más tiempo y mucho menos después de ese vergonzoso momento.

—Christal despierta... —sentí como movieron mi cuerpo, abrí los ojos adormilada y lo primero que vi fue a Rubí

—¿Qué ocurre? —mi tono de voz salió ronco, me reincorpore en la cama y a como pude me serví un vaso de agua de la jarra que había en su mesita de noche. Tenía seca la garganta.

La mire mientras lo bebía —Estem...es que...perdón por despertarte parecía que tenías un buen sueño —sí que lo tenía, pensé.

La mire esperando a que hablara pero no lo hacía —Supongo que tenías un sueño subido de tono porque me despertaron tus...—me atragante con el agua—. No, no, no tengo ningún problema de veras...

Las mejillas se me tiñeron de color rojo y ninguna de las dos menciono más el tema, intente volver a dormir después de eso pero no pude por la vergüenza.

Acomode las sabanas limpias sobre la cama, por más ridículo que sonara me negaba a dormir sobre las mismas en las que muy seguramente ella y Derek dormían. No podía evitar oler el aroma de la colonia de Derek; parecía que habían derramado el frasco entero, su aroma estaba impregnado, aun cuando las puertas del balcón se encontraban abiertas.

B olfateaba la habitación buscándolo pero se rindió a los pocos segundos al notar su ausencia. Todo seguía exactamente igual, cosa que me pareció sospechosa. Incluso me tome la libertad de husmear en el armario por curiosidad, mi ropa seguía intacta y la de Derek también ¿Dónde está la ropa de ella? ¿A caso ha usado la mía todo este tiempo?

Inspeccione el baño incluso pero no había nada diferente. Después de un largo rato salí al balcón una vez aseada, debía pensar en que haría ahora porque ya no poseía el rol de Luna en la manada, ni si quiera sabía que rol tenia o si quiera si pertenecía...

Subí mis pies a la silla en la que me encontraba y abrace mis rodillas ¿Por qué si ya estoy en casa me siento así?

Porque un hogar no es un lugar...

Sin quererlo o tan si quiera notarlo las lágrimas brotaron de mis ojos, empañándolos. Un nudo se formó en mi garganta. Mi subconsciente no me daba tregua y no dejaba de reproducir la imagen donde estaban juntos, donde a él le brillaban los ojos al verla. Esa noche mis lágrimas fueron mi acompañante durante largas horas, permanecieron conmigo hasta que sin darme cuenta me quede dormida pensando que probablemente el...

...ya no me amaba.

A la mañana siguiente desperté en la cama, sin saber en qué momento o como es que llegue a ella. Apenas salía el sol, B rasguñaba la puerta para salir y con pereza me levante a abrirle la puerta. Me deje caer en la cama nuevamente de manera brisca e intente volver a conciliar el sueño por unos segundos hasta que escuche el sonido de la regadera.

Debe ser Rubí, había escuchado vagamente que se quejó de la regadera de su habitación por el agua caliente alfo así. Por lo que ni me preocupe y abrace la almohada que estaba a mi lado hasta que tocaron la puerta.

—Maldición...—farfulle por lo bajo y sin despegarme de la almohada abrí la puerta.

—Luna —un Ty muy alegre apareció.

—Buenos días Ty —salude intentando reprimir mi bostezo—, llámame Christal seguramente a Labrisa no le gustara que...

Me abrace a mí misma incomoda incapaz de terminar la oración y hundí la cara en la almohada por un instante.

—Luna —levanto mi cabeza con delicadeza impidiendo que bajara la mirada tal y como yo hice con él hace mucho—, las Lunas no bajan la mirada...

Ese título dolía, dolía porque en algún momento no lo deseaba y ahora sabía que ya no me pertenecía a mi si no a aquella chica que ahora estaba junto a él.

Era un tema sensible para mí por el momento, y tal vez yo este agrandando mucho la situación pero era lo que sentía y no puedo minimizar mi dolor por mucho a que lo compare con el de otros. Estaba viendo como el ciclo se repetía como con Vlad y eso no me dejaba en paz.

—No soy...

—Si lo es —me corto el rollo—. Usted es Luna de esta manada, usted se ganó el título antes de que se lo otorgaran. Gano el respeto de los miembros de esta manada y el cariño también, fue usted quien velo por el bien de la manada cuando se necesitó, quien fue la líder y llevo el peso de cuatro rangos sobre sus hombros sin titubear...—Un nudo se me formo en la garganta por sus palabras.

—Diga lo que diga el consejo para mi usted...—me miro a los ojos y limpio una lagrima que resbalaba por mi mejilla—, usted siempre será mi Luna.

Lo mire enternecida y me lance a sus brazos. Me recibió con una sonrisa y sobo mi espalda mientras yo mojaba su hombro con mis lágrimas.

—Gracias Ty —dije cuando me separe de él, me pare de puntillas y tome su rostro entre mis manos para que estuviera a mi altura.

—Luna...

Su tono fue nervioso, cerré los ojos y bese su frente con todo mi cariño, sus palabras me habían hecho sentir mejor. Lo quería y mucho de eso no había duda.

—La esperamos abajo.

Asentí y lo vi desaparecer por el pasillo, por mi parte entre a la habitación y me debatí entre esperar a que la tardada de Rubí acabara de ducharse o ir a hacerlo a su habitación. Tome un cambio de ropa y así lo hice por lo que al cabo de unos veinte minutos ya estaba bajando.

Mi confusión fue notoria cuando en el comedor vi a Rubí charlando muy animadamente con Isaac.

—Por fin bajaron —oí a Sarah

¿Bajaron?

Y como si eso hubiera activado algo en mí, voltee hacia atrás y lo vi.

Derek venía con el cabello mojado y yo igual, no pude evitar pensar que la situación podía malinterpretarse por completo. Por instinto voltee a verla a ella, su cara denotaba todo el desagrado del mundo, devolví la mirada a el y busque sus ojos pero por alguna razón evito el contacto con los míos. 

Él es mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora