Capítulo 9

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Larisa

La desesperación me llenaba, estaba oculta tras una pared con el temor de que el alma me abandonara el cuerpo. Había sucedido todo en un abrir y cerrar de ojos, caminaba tranquila hacia el edificio líder a dejar unos pendientes cuando lo vi. Un lobo solitario atravesando la barrera, era sencillo identificarlos por su aspecto grotesco y descuidado. Afortunadamente jamás había visto uno, nunca se les cruzaría por la cabeza atacar al consejo, era muerte segura.

Vi a mucha gente correr hacia al norte por lo que mi instinto de supervivencia me hizo hacer lo mismo, avance cautelosa y pude ver llegar al Delta. Se colocó frente a mi cuando uno de esos lobos quiso ir en contra mía, caí del susto al suelo y mire a los ojos a mi atacante. Era una completa bestia, no veía raciocinio en su mirada más bien había puro impulso y salvajismo.

Me puse de pie torpemente y seguí avanzando entre la gente para ponerme a salvo, el solo hecho de mirar los colmillos de aquel lobo me fue suficiente para saber que de un bocado podría acabar conmigo. No sé si fue por alguna corazonada o algo me hizo girar la cabeza hacia atrás, cuando lo hice una sensación de angustia me recorrió entera, vi a una pequeña niña correr con todas sus fuerzas siendo perseguida por un lobo solitario.

La garganta me ardía de gritar a la pequeña niña. Me debatía entre avanzar o no, el lobo que la perseguía era de un tamaño considerable. Me mataría sin dudar ¿A caso poseo el valor para ofrecer mi vida antes que la suya? Las manos me temblaban, todos peleaban y nadie se percataba de la pequeña que corría asustada por su vida.

Y entonces la vi, todo paso por mis ojos en cámara lenta. Se barrió en el suelo esquivando mordidas y zarpazos moviéndose como si formara parte de la guardia —ágil y temeraria— para después atrapar a la pequeña en brazos, mi corazón se tranquilizó considerablemente hasta que escuché como le gritaban con alarma.

Cubrí mi boca de la impresión cuando vi a aquel lobo rasgar su espalda <<Las matará a ambas>> No soltó a la pequeña en ningún momento; la tenía cubierta totalmente con su cuerpo, en su lugar se dio la vuelta llena de rabia y con la niña en brazos y tremenda herida en la espalda hizo que el lobo fuera a parar lejos de ellas.

—¡Ty! —llamó demandante y como si le hubiera dado una orden clara este volteó y abrió los brazos al mismo tiempo que le lanzaba una daga plateada que sacó de quien sabe dónde que ella atrapó en el aire.

Tomo un impulso y le susurro algo a la niña antes de lanzarla a los brazos del Delta. Estaba perpleja ¿De esto era capaz Christal Kyteler? No titubeaba a la hora de socorrer a quienes huían hacia el norte manteniendo a raya a los lobos solitarios, haciendo que estos vacilaran entre avanzar o no cuando se les topaba enfrente, al mismo tiempo en que ocultaba su identidad con la misma capa escarlata que uso el día que llego.

—¡Espabila! —el Delta llego a mi lado con un tono de voz elevado que no me gustó nada. No dio tiempo a replicar cuando me dio a la niña para que la cargara— ¡Llévala al norte...—vaciló un poco antes de soltar sus siguientes palabras— y si no vas a ayudar es mejor que te quedes ahí!

Sus palabras me molestaron «Estoy ayudando, lobo idiota», acompañe a la niña con la vista para no moverme de mi lugar. Me cruce de brazos, estaba claro que yo socorrería a la niña antes de que ella llegara, mi ayuda era evidente.

—¿Estas bien...? —Derek llego a mi lado y tomé su brazo enseguida. Abrí la boca para responderle pero un grito me interrumpió. Todos vimos como el ultimo lobo solitario lanzó a la bruja por el aire de un fuerte golpe, un vampiro de buen ver tomo acción en seguida y se puso en el lugar exacto para recibirla.

Sus cuerpos colisionaron y debido al impacto él retrocedió cierta distancia... pero ninguno calló. —Te tengo preciosa...—sus palabras habían sido claras y perfectamente audibles a pesar de la distancia.

Él es mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora