Christal
La velada continúa, el ambiente lleno de susurros y miradas curiosas. Grayson llegó junto a mí, su mano firmemente sujetando mi cintura mientras me presentaba a personas importantes. Siempre coqueteaba, su tono suave y sugerente.
No pude evitar sentir la mirada de Derek desde lo lejos. Me gire para verlo y observe cómo clavó la mirada en Grayson con rabia y celos.
Este se inclinó hacia mí, acariciando el borde del vestido justo donde estaba mi pecho. Absorto de nuestro espectador.
—Creí haber enviado un obsequio para que llevaras justo aquí —dijo, tocando mi pecho con su dedo índice.
Su comentario me hizo sonreír. Con orgullo, me di la vuelta y mostré el zafiro que adornaba mi espalda.
—No te lo tomes a mal, pero jamás lo portaría con orgullo en el pecho.
Sentí cómo sus dedos acariciaban la piel desnuda de mi espalda al querer tocar el zafiro. Mi piel se erizó bajo su tacto, pero mantuve mi compostura.
—Es una lástima —murmuró Grayson, su voz apenas un susurro cerca de mi oído—. Luces absolutamente magnífica de cualquier manera, pero imaginé que te gustaría mostrar mi regalo con más... prominencia.
Me volví hacia él, manteniendo una sonrisa en mis labios.
—El valor de un regalo no reside en dónde lo llevas, sino en cómo lo llevas —le respondí suavemente, disfrutando de la mezcla de admiración y frustración en sus ojos.
Grayson sonrió, sus dedos aun rozando mi espalda, su toque más íntimo de lo que debería ser en un evento tan público.
—Eres una mujer fascinante, Christal -su tono lleno de admiración genuina—. Siempre tan sorprendente.
Volteé y, para mi sorpresa, Derek ya no está en su sitio. Seguramente Larisa se lo había llevado junto a otras personas para llamar la atención y alardear de su título.
Dejé de sentir el cálido toque de Grayson abruptamente y me giré, encontrándome a Derek, con el ceño fruncido.
—¿Qué crees que estás haciendo? —se dirigió a Grayson, su voz cargada de furia contenida.
Este le sonrió, una sonrisa que no llegó a sus ojos, y respondió con una calma provocadora.
—Alfa Haugen, espero que esté disfrutando de la reunión —no es la respuesta, es el tono que sugiere una fina burla lo que hace rabiar a Derek.
—Lo haré cuando dejes de pavonearte con mi alma gemela y le quites tus inmundas manos de encima.
Note la tensión creciente entre ambos, y cómo Grayson provocaba a Derek con su cinismo calculado, trato de calmar la situación.
—Es suficiente —demandé, mirando al hombre a mi lado.
Grayson deja de responderle a Derek al instante, su obediencia clara y evidente. Vi cómo la vena en el cuello de Derek latía furiosamente, destacándose por la rabia contenida al ver cómo la persona que detestaba me muestra esa deferencia.
La situación se calmó momentáneamente, pero la tensión seguía flotando en el aire. un hombre se acercó y le susurró algo a Grayson. Él asintió, se disculpó conmigo, ignoró a Derek y se marchó, dejándome sola.
La tensión era palpable mientras Derek y yo nos mirábamos. Su rostro reflejaba una mezcla de rabia y desesperación.
—No puedo soportar ver cómo alguien más te toca —dice con la voz tensa, su mirada clavada en la mía.