Salí de la ducha con el vapor aun envolviendo el baño, el sonido del agua se desvanecía mientras me secaba el cabello con una toalla. Escuché un suave golpe en la puerta y levanté la voz para indicar que esperaran un momento. Después de terminar de cepillarme el pelo, envolví la toalla alrededor de mi cuerpo y fui hacia la puerta.
Al abrirla, me encontré con Lily esperando afuera, con su habitual expresión serena. Ella me informó que Aina ya estaba presente, y se apartó para dejarme pasar. Agradecí su aviso y le hice una seña para que se retirara.
Una vez dentro, Aina me recibió con una sonrisa cálida. Le pedí que se sentara y, después de hacerlo, me dispuse a hablar. Aina siempre había sido una aliada confiable y sabía que ella era una pieza clave.
—Necesito pedirte un favor, Aina —comencé, asegurándome de que entendiera la seriedad de mis palabras.
—Sus palabras son órdenes para mí, Luna —respondió con sinceridad.
Asentí, mirándola a los ojos. No tuve que buscar nada, su mirada me demostraba una sola cosa. Lealtad. Y la lealtad es lo mas importante.
—Necesito que vigiles de cerca a Larisa —le dije, mi tono serio reflejando la importancia de la tarea—. Incluso me gustaría que informaras a los guardias más confiables sobre esta orden, aquellos que tú sabes que no dirán nada.
Aina asintió, mostrando su comprensión y compromiso.
—Por supuesto, mi Luna. ¿Puedo preguntar cuál es el propósito de todo esto? —preguntó con curiosidad.
Sonreí ante su pregunta, sabiendo que era natural que quisiera entender mis motivos.
—Pronto lo sabrás, Aina —respondí, dirigiendo la mirada a la ventana donde Storm se encontraba posada sobre el barandal.
Aina asintió una vez más, aceptando mi respuesta sin más preguntas. Sabía que podía confiar en ella para llevar a cabo esta importante tarea. Se marchó diciendo que me mantendría al tanto de todo con B a su lado quien me miraba moviendo la cola como pidiendo permiso.
—¿Puede ir conmigo? Oí que los novatos lo adoran —ambos me miran suplicantes—, va a ayudarme mucho...
Suspiré y negué con la cabeza, resignada —Esta bien, pero...—alargo la O.
—Comeremos en mi casa —agrega rápidamente.
—Iba a decir que hoy le tocaba baño, si estas dispuesta a una batalla campal...
—¿Batalla campal? —se agacha para estar a su altura y ella pega su rostro a B— Esta carita jamás daría guerra.
Rei —Bien, entonces váyanse.
—Prometo traerlo cuando acabe el entrenamiento —y ambos desaparecieron.
Suspiré y me deshice de la toalla para envolverme en una bata de seda. Me asome al balcón y acaricie a Storm.
Le coloque un pequeño rollito en su pata izquierda —Buena chica —su plumaje, suave bajo mi tacto me hizo sonreír—, gracias por venir hasta aquí...
Emprendió vuelo bajo mi mirada, sostuve el papel que ella había traído en mis manos y con un giro de muñeca este se encendió en fuego reduciéndose a cenizas. Mientras tanto, la brisa de la tarde acariciaba mi piel, y me sentí en paz por un momento.
—¡Luna! —escuché un grito desde abajo del balcón y me asomé solo para ver a Tyler agitando la mano efusivamente. Le devolví el saludo con una sonrisa y le lancé un beso al aire, solo para ver a Isaac saltar para atraparlo en el último momento.