Capítulo 38

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La idea de ir al karaoke había surgido a raíz de una anécdota que le había contado Hugo de su primera noche de trabajo.

—Ha sido espectacular, te lo digo en serio. Se sube esa chica y empieza a cantar Para aprenderte de Alex Ubago, y su marido mirándola desde la mesa con una sonrisa indulgente, rodeado de sus amigos. De repente, cuando empieza a escuchar la letra le cambia la cara. Se levanta y va trastabillando hasta el escenario. «¿Estamos embarazados?», pregunta con la voz entrecortada, y cuando su mujer asiente la abraza y se echa a llorar. Allí, en el escenario, delante de todos, mientras el público empezaba a aplaudir. ¡Joder, casi lloro yo también! Ha sido muy emotivo.

Le pareció una forma fantástica de poner en palabras lo que sentía por Elena de una forma indirecta. En su imaginación, él le cantaba una balada de amor y ella subía al escenario y le confesaba que también lo quería. Luego, se fundían en un beso y todos aplaudían.

El plan sería perfecto si ella se diese cuenta de que las canciones que Diego había estado eligiendo eran un reflejo de lo que sentía su corazón.

Primero, eligió Perdona si te llamo amor, de Maldita Nerea, porque a Elena le gustaba mucho ese grupo y, además, porque una parte de esa canción reflejaba a la perfección su relación.

Ya está, te llega en un segundo se queda en ti,

en mí, aquí y ahora, y que se acabe el mundo.

Y si dices que no entiendes, te dirá que lo has sentido,

que no puedes detener aquello que ya está contigo.

Y no importa lo que creas, esto es tú, mí, me, conmigo.

Y perdona si te llamo amor, pero yo no lo decido.

Tú dirás lo que tú quieras, pero ya me necesitas, tenlo claro.

Aunque tú me digas no, yo seré sí, mis besos serán disparos.

Pararé cuando me creas, tú no sabes cómo y cuánto te he esperado.

A partir de ahora yo haré que tú me quieras aquí a tu lado.

Ella no se perdió detalle de su actuación, pero en ningún momento dio muestras de entender el doble sentido de la canción que había seleccionado. Por eso, decidió elegir una canción que hablase claramente de sus intenciones. La elegida fue No me doy por vencido de Luis Fonsi.

Sé que un día no me aguanto y voy y te miro

y te lo digo a los gritos,

y te ríes y me tomas por un loco atrevido.

Pues no sabes cuánto tiempo en mis sueños has vivido,

ni sospechas cuando te nombré.

Yo, yo no me doy por vencido.

Yo quiero un mundo contigo.

Juro que vale la pena esperar, y esperar y esperar un suspiro,

una señal del destino.

No me canso, no me rindo, no me doy por vencido.

Cantó mirándola a los ojos, tratando de transmitirle sus sentimientos, pero ella sonreía indulgente mientras lo oía. Estaba claro que no lo escuchaba. Por eso, con la paciencia ya a punto de agotársele decidió poner las cartas sobre la mesa y seleccionar una canción en la que no cupiera duda alguna de lo que quería decirle. ¿Y cuál mejor que Te quiero de Hombres G?

Puerta con puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora