Keyla
—Estoy segura que ya sabe quién soy. —dije tapándome la cara, mientras la Danae se reía. —Ya lo descubrió ¿Será éste mi fin?
—Déjate de huear Keyla. —dijo sacando algo de su mochila. —Si es más hueón, no creo que haya cachao'.
Tengo la intuición de que no tiene ni un pelo de hueón y pocas veces fallo en eso.
—¿No le dijiste verdad? —le volví a insistir con la misma pregunta.
Rodó los ojos y me miró con el ceño fruncido.
—Ya te dije que no.
—¿Entonces cómo supo? —le pregunté.
El Fernando.
—Yo creo que fue pura coincidencia. —le restó importancia. —Sabes, yo creo que deberíamos ir a comprar un pan porque estoy cagá de hambre.
—Bueno amiguita. —le dije sonriendo.
Si fue el Fernando me lo voy a subir y bajar de una manera, aunque no creo, él me prometió no decir nada, de hecho no le he dicho nada como para que diga algo que no es.
Igual prefiero prevenir a que lamentar.
❀ ❀ ❀
—¿No le dijiste nada a tu amigo verdad? —le pregunté en clases antes de qué se quedara dormido.
Éste hueón duerme todas las clases de filosofía, bueno, ¿Quién no? el profe es más fome que la mierda.
—¿De qué estai hablando, loca? —me preguntó medio dormido. —¿Qué amigo? no tengo amigos más que tú.
—Si sabes de quién te estoy hablando. —le dije riendo. —Dime que no le dijiste nada.
Se levantó con la cara de tres metros que tiene y me miró mal.
—Puedo ser de todo menos sapo, Keyla. —me miró mal. —Soy tu mejor amigo desde hace años y aún dudas de mí.
Me sentí mal por dudar de él.
—Ya, perdóname. —lo abracé. —Es que ayer me solicitó seguir por Insta.
—¡Uy! —me molestó. —¿Ya se la aceptaste?
—No.
Tomó mi celular y la aceptó.
—¡Oye! —le quité el celular. —¿Por qué hiciste eso?
—Deja de ser tan miedosa, si no te va a morder.
Ojalá.
—Pensaste en voz alta.
Sentí como la sangre empezaba a subir a mis mejillas por el vergonzoso momento que acaba de pasar, pero nada superará la vez en que este hueón me vio unas fotos comprometedoras sin querer.
Ese día fue el día más vergonzoso de mi existencia.
—Te lo quieres comer hasta con ketchup. —me dijo haciendo una cara de asco. —Que asco esa hueá Keyla, no sé como te gusta.
—Es rico.
—Se nota que tenís los gustos en el hoyo.
—Cállate. —le pegué un leve charchazo en el brazo. —¿Entonces cómo supo?
Se encogió de hombros. —El algoritmo de Instagram o señales del universo.
—Yaa. —lo molesté. —Desde cuando tan místico pa' la hueá.

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¿Escapémonos?
Fiksi RemajaUn capricho para él y una ilusión para ella, hasta que el capricho se convirtió en su más grande debilidad, mientras que para ella su ilusión se transformaba en realidad sin llegar a imaginar las consecuencias que tendría. ¿Que chucha podría salir...