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Una semana después

Fernando

—Queda poco para salir. —le dije a la Keyla en la clase de arte. O en el recreo, mejor dicho. —¿Tenís pensado qué hacer para cuando salgamos?

—No. —me dijo dibujando algo en su cuaderno. —Yo creo que lo típico, dar la prueba y si me va bien entrar a la u.

Aunque ha estado mucho mejor esta semana aún la noto sin ánimos de nada.

—¿No tenís ningún plan? —le pregunté tratando de animarla a hacer algo. —¿Te tinca si nos vamos a la playa con los chiquillos?

Soltó una risa amarga.

—Como todos se hablan. —dijo irónica, mirándome con una ceja alzada. —Iríamos y sería el ambiente más incómodo del mundo.

—El Franco no va. —le dije y caché altiro que la había cagado. —Perdón, pensé que te referías a él.

—Me da igual. —dijo tensando la mandíbula a la vez que se le llenaban los ojos de lágrimas. —Sabís que lo digo por ti y la Danae, aunque los dos ya están con alguien.

Qué.

¿La Danae esta con alguien? —le pregunté.

—Pensé que la Vale te había dicho. —suspiró y me miró con desinterés. —Está con su mejor amiga, creo que se llama Fiorella la loquita.

¿La Fiorella?, mish las vueltas de la vida.

La media volá.

—Sí. —dijo mirando a la profe. —Voy al baño, vuelvo altiro.

Asentí.

Igual estaba mejor dentro de todo, por lo menos me hablaba.

Me alegro caleta que la Danae esté con alguien que la quiere, porque por lo que conozco a la Fiorella es una persona súper amable, transparente y lo primordial es que ama a los animales igual que la Danae. Una vez había hablado con ella y me había preguntado por la Danae, pero como nunca caché que la Danae tiraba para los dos bandos le dije que no había posibilidad.

Ya veo que me equivoqué.

¿Será momento de hablar con la Danae para que volvamos a ser amigos como antes?

¡Fernando! —me gritó la profe. —¡Ven!

—¿Qué pasa mi reina? —le pregunté a la profe con una sonrisa a la vez que me sentaba en la mesa.

Me miró riendo y luego agachó la cabeza con vergüenza.

—Basta. —dijo acomodándose el pelo. —Anda a buscarme unos trabajos al segundo medio A, porfa.

—Altiro, mi reina. —le dije y antes de irme le guiñé el ojo.

La profe de arte fue mi profe jefe cuando entré a media y me ayudó caleta en muchos temas por los que estaba pasando en ese momento de mi vida por eso la quiero caleta y le tengo muchísima confianza.

Aparte ella sabe como soy y no le molesta que la trate así.

Caminé a la sala en la que estaba el segundo medio A y toqué la puerta antes de entrar.

Estaban con la vieja culia de matemática.

Cagué...

Permiso. —dije y miré a los cabros que me estaban saludando. —Hola profe, disculpe que la interrumpa.

¿Escapémonos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora