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Keyla

—¡Keyla! —me gritaron cuando estaba llegando al paradero. —¡Espérate!

Me di vuelta pa' cachar quién era y me sorprendió ver a la persona que estaba viendo correr hacia mí.

—¿Qué pasó? —le pregunté haciéndome la desinteresada.

—¿Podís hablar? —me preguntó el Franco tomando aire.

—¿Pa' que?

—¿Podís o no? —me dijo perdiendo la paciencia.

jajaj típico.

Asentí y lo seguí cuando empezó a caminar hacía una calle que estaba antes del paradero.

—¿Adonde vamos? —me hacia caminar mucho más rápido a lo que estaba acostumbrada. —Podís esperar un poco.

Se quedó parado unos pasos más adelante para que yo para que llegara a su lugar, mientras me miraba seriamente.

—Te pregunté algo. —le volví hablar.

—Ahí. —apuntó a una plaza que estaba al final de la calle. —¿Cuando lleguemos me podía escuchar solamente?, no es necesario que me respondas altiro.

Me ofendí.

¿Pa' que chucha me llevaba pa' allá entonces?

Después de unos dos minutos de caminar llegamos a la plaza donde nos sentamos al frente de los columpios. Él aún no empezaba a hablar y yo solo podía pensar en lo feliz que me haría subirme a los columpios en este momento.

—Te quería pedir... —se quedó callado por unos segundos. —Te quería perdón.

Lo miré y se sacó los lentes. Tenía el pómulo izquierdo morado y se le estaba pasando un poco al ojo, se veía cansado y con ojos tristes.

—No tienes la culpa de las hueas que pasan o pasaron en mi vida. —suspiró. —Me di cuenta que he sido de la mierda contigo aveces con mi actitud culiá. —jugó con sus manos, como preparándose para lo que iba a decir. —No sé cómo relacionarme de otra manera, pero tu amistad si me importa.

Amistad... jajaja directo a la friendzone Keyla.

Y tú pasándote las medias películas, hueona ilusa.

Mi vieja se fue cuando era chico y me dejó con mi papá que se la cagaba cómo quería y con el tiempo se volvió alcohólico y más mujeriego. —me explicó. —Luego mi mamá se casó con un cuico culiao que no me quiere pa' na', bueno digamos que yo tampoco me he portado bien con él. —se encogió de hombros.

—Lo que ha pasado estas últimas semanas ha sido importante para mí, aunque es algo nuevo relacionarme con tanta gente y digamos que tus amigas no son las mas simpáticas de Chile. —me reí. —Pero, lo estoy intentando.

Iba a responder a todo lo que me había dicho, pero me dio un gesto con la cabeza indicándome que aún no terminaba.

—Tampoco te cuento esta hueá pa' que me tengai lastima, sino que siempre que hablamos, hablamos de ti y no es que no me guste hablar de ti. —volvió a tomar aire y suspirar como tratando de buscar las palabras correctas. —Pero, sé que te intriga saber más de mí porque lo noto, tus caras son más obvias que la chucha y solo quería contarte la historia detrás del porqué me muestro así desde un principio. —lo quedé mirando para que continuara. —Cuando chico me demostraron a las malas que los sentimientos no importaban y eran un estorbo porque si te dejas ver como eres le estás dando el poder a una persona de hacerte mierda, porque eso hizo mi papá con mi mamá.

¿Escapémonos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora