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Keyla

—Te estoy hablando en serio. —le dije y me miró más serio de lo que ya estaba. —¿A qué viniste?

—Ya te dije. —se encogió de hombros y se puso jugar con la Chloe.

Rodé los ojos, es tan desagradable.

—Ya te respondí lo que querías, ahora no tengo idea que quieres. —lo miré fijamente — Dime ¿Qué quieres?

—Ya te dije. —me miró fijamente y sonrió de lado. —Tenís algo en el pelo.

Se acercó a sacarme una hueá que tenía en los pelitos que caían por mi rostro.

Mi respiración se cortó y mi claridad mental se estaba yendo a la mierda, me seguía mirando fijamente y luego bajó su mirada a no sé dónde mierda, yo solo podía mirar a un solo lugar.

Sé mas directa ahora po'.

¿Te bañai o no? —me preguntó alejándose con una sonrisa burlesca. —Tenís puras hueas en el pelo.

Qué.

Si me baño. —lo miré mal. —Ahora tengo que seguir trabajando.

—Seguís sin responderme lo que te pregunté Keyla. —me dijo negando con la cabeza, mientras seguía haciéndole cariño a la Chloe. —Erís bien despistada.

Rodé los ojos. —¿Algo más que decir sobre mi persona?

—Por ahora no.

Ahueonao.

Chao. —tomé a la Chloe y caminé a buscar a los demás perros.

—Erís bien mal educá. —me siguió molestando, mientras caminaba detrás mío.

Me di vuelta a encararlo.

—Erís bien care raja. —se río. —¿De qué te reís?

—De tu actitud de chora al peo'. —me dijo. — ¿Me vai a responder? porque pa' rogar no estoy.

Éste conchetumadre.

¿Qué querís, Franco? —le pregunté con la paciencia ya en la China. —Ya te di el Instagram de mi amiga, así qué, deja de hincharme las hueas que tengo que trabajar.

—No te pregunte eso. —empezó a mirarme nuevamente fijamente. No sé qué habrá pasado que él no podía seguir hablando, solamente nos seguíamos mirando mutuamente sin decir nada, perdidos en la mirada del otro. —Te pregunté si lo perros te estaban paseando a ti o tú a ellos.

¿Me estai huebeando? En todo caso ya se la había respondido, que ahueonao.

Metete tu pregunta culiá por la raja. —le dije molesta.

Me di vuelta para ir a buscar a cada uno de los perros que seguían corriendo como si no lo hubieran hecho en seis años y medio.

—Te hace mal juntarte con la Danae. —seguía hablando en un tono burlesco. —Se te pega lo desagradable.

—Y a ti no sé si se te pega lo hueón o viniste así de fábrica. —le respondí, mientras amarraba a la Chloe a una banca para buscar a los demás.

Se río.

—Keyla, Keyla. —me habló y a mi se me paró la cuca. —No te compro la pará de chora, sabís.

—Hueá tuya.

Seguí caminando, mientras revivía en mi mente el hecho de que se supiera mi nombre y el que lo dijera, me dio algo tan, no sé.

¿Escapémonos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora